((**Es10.402**)
-Pero habrá que echar a los frailes o a las
monjas, observó don Bosco.
-íUsted puede arreglarse fácilmente con la
Santa Sede!
->>Y por qué, Excelencia, no me dice que para
fundar este instituto ya está el cuartel tal, en
la calle y en tal número, o bien, tal otro, en la
plaza tal...?
Soltó la carcajada el Ministro y exclamó que,
por sus méritos, le concedería de buen grado la
cruz de caballero. A lo que él replicó:
-Excelencia, le agradezco su amable propuesta,
pero don Bosco tiene ya demasiadas cruces; y
además, con la cruz en el pecho, ídejaría de ser
el pobre don Bosco y no se atrevería a ir pidiendo
limosna para sus muchachos!
De regreso a Turín, comenzó enseguida a
despachar el grave y difícil cometido, que se le
había confiado. Se sirvió de personas dignas y
capaces, siempre que se le presentaba ocasión y a
través de laboriosa correspondencia, ((**It10.437**)) para
informarse, precisa y detalladamente, sobre
eclesiásticos, que ofrecían seguras garantías para
ser promovidos a la dignidad episcopal.
Pero vio que esto no bastaba. Por otra parte,
>>cómo hacer? Ponerse a dar vueltas de acá para
allá no era posible, ni conveniente; sin duda
hubiera despertado sospechas en quien pudiera
tener interés por obstaculizar las intenciones del
Papa. Manifestó el encargo recibido a la condesa
Gabriela Corsi, y concertó que, en la última
década de agosto, iría a pasar unos días a su casa
de campo, llamada el Chalé, en las cercanías de
Nizza Monferrato, adonde invitaría a algunos
eclesiásticos para platicar juntos. La condesa
aceptó de buen grado la propuesta, y el 12 de
agosto le escribía don Bosco desde el Santuario de
San Ignacio que domina Lanzo:
San Ignacio, 11-8-1871
Benemérita señora Condesa:
La gratitud, señora Condesa, hace que me
acuerde de usted en este Santuario: son muchos y
muy grandes los beneficios recibidos para poderlos
olvidar. Con su ayuda para librar del servicio
militar a tantos clérigos, ha hecho usted un bien
mucho mayor de lo que tal vez pensó. Nuestra
naciente Congregación necesita sujetos idóneos, y
una parte de éstos son los librados del servicio
militar. Así que usted nos ha ayudado
poderosamente a fundar nuestra Congregación, y
como en ella se hacen cada día oraciones
especiales por los bienhechores en general, tendrá
usted una parte importante en ellas, mientras
exista esta Congregación Salesiana.. Me encuentro
con el deber de decirle esto, porque, además de lo
que ya se ha hecho, se ha ofrecido a dispensarnos
su caridad en lo sucesivo.
(**Es10.402**))
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