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El llenó ((**It10.399**)) con
sus hechos y su fama oriente y occidente. Fue uno
de los más intrépidos atletas de Jesucristo; su
nombre fue ensalzado a porfía con los gloriosos
elogios de las lenguas de los padres y doctores
latinos y griegos. Y es, al mismo tiempo,
ornamento y brillo de nuestra Italia. No se
comprende cómo puede haberse borrado del recuerdo
de todos y que no haya quien se levante para
redactar dignamente su vida>>.
Así decía hace tres siglos Juan Esteban Ferrero
de los Príncipes de Masserano, Obispo de Vercelli
y nuncio famoso, ante las cortes de Alemania y
Norte de Europa, de Clemente VIII y Paulo V, al
dedicar a Carlos Manuel I una biografía del Santo
muy erudita y escrita en buen latín.
No es nuestro glorioso Padre el único, entre
los grandes santos italianos, que ande falto de un
buen escritor; pero esta deficiencia resulta muy
desagradable hoy, cuando hay tanta afición a los
estudios históricos y es tan grande la solicitud
de otras naciones por dar a conocer y hacer
populares sus santos y sus grandes figuras.
El próximo centenario del gran santo servirá
ciertamente para refrescar su recuerdo; íojalá que
semejante solemnidad y otra parecida, que también
va a celebrarse, pudieran inspirar en su favor y
en el de san Ambrosio algún ilustre escritor! Si
en nuestros tiempos se pudieran repetir las quejas
que acabamos de oír, no sabemos, lo diremos
francamente, qué sería mayor, si la vergüenza o el
asombro.
Nosotros, con el deseo de servir a las
necesidades del pueblo, comenzaremos por ofrecerle
estos humildes recuerdos. íDios quiera que puedan
despertar en él la devoción a nuestro gran Padre!
íValgan para reanimar la memoria de un Santo al
que tanto debe Italia, especialmente la parte
occidental; un Santo que, en frase de san
Ambrosio, fue para nosotros <>; un
santo, que al decir de san Máximo, hizo tanto en
nuestro favor que <>.
Y la Unidad Católica del 9 de agosto hizo de
este fascículo una breve reseña:
Es un gracioso y erudito opusculito que el
reverendo don Juan Bosco nos regala con ocasión de
que Vercelli celebra el XV centenario de su santo
protector. Con estilo claro y correcto nos da a
conocer, con precisión y brevedad, no sólo la vida
del Santo, sino también la historia de la época en
que vivió.
Aquel mismo año imprimía don Bosco una nueva
edición de su Historia Eclesiástica, y la Unidad
Católica del 25 de abril hacía de ella un gran
elogio.
Si la rápida venta de una obra suele ser una
prueba del aprecio en que la tienen los
entendidos, nadie seguramente querrá regatear
((**It10.400**)) una
alabanza singularísima a este libro del venerando
don Bosco, del que en breve tiempo se han hecho
cuatro ediciones con muchos millares de
ejemplares. Esta quinta edición merece una
alabanza especial, por haber sido notablemente
mejorada por el autor, y aprobada y recomendada
por el docto Arzobispo de Turín. Sin duda no se
podía reimprimir
(**Es10.368**))
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