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((**Es10.360**) La fama de su apostolado ya se había difundido por todas partes y todos admiraban el bien que hacía con los Oratorios Festivos. El <> tejía estos elogios el domingo 20 de octubre: ...Después del Evangelio se vuelve el sacerdote y hace una platiquita en dialecto piamontés para que todos lo entiendan. Explica, de manera fácil y apropiada a la inteligencia del auditorio, la vida de Jesucristo, el Evangelio del domingo o la Historia Sagrada del Antiguo Testamento. Los niños escuchan siempre con mucho gusto. íQué emoción experimenta el alma cristiana al contemplar a unos muchachos de tan humilde condición, que están con tan devoto recogimiento en la iglesia, con la boca abierta, pendientes de los labios del sacerdote, que les reparte el pan de la palabra de Dios! íDifícil se vería así a muchachos linajudos, instruidos y educados, por desgracia, al estilo de nuestros días! Yo mismo, sí, yo mismo he sido espectador de este edificante comportamiento y he dicho en aquel instante en mi corazón:-íOjalá que en todas las parroquias de las ciudades de Italia se instituyeran obras similares y se multiplicaran en favor de tanta juventud abandonada, tempranamente arrojada a la boca del diablo por los innumerables incentivos del mal, que con dolor se ven en nuestros días de una mal entendida libertad!... Pero me parece oír a alguien que pregunta: ->>Cómo puede sacrificarse un sacerdote todo el día de fiesta para atender a tantos muchachos? >>Se podrá pretender que tenga la aptitud necesaria para entretener alegremente a tantos jóvenes con juegos, paseos y otras diversiones por el estilo? No es ésta una obra que pueda atender a solas el sacerdote; puede cooperar eficazmente en ella cualquier seglar, que sienta en su corazón el deseo de hacer algún bien. Y precisamente en Turín la asistencia principal está confiada a los seglares 1. El sacerdote atiende a lo que es religión y prácticas cristianas, pero en todo Oratorio hay un Director seglar con su secretario y sus asistentes, que sucesivamente asisten a los muchachos, se hacen pequeños con ellos, dirigen sus juegos y son el alma de los recreos. Y éstos son, de ordinario, personas cultas y de alto rango, que, posponiendo todo respeto humano, se sacrifican de buena gana por el bien de sus semejantes. Así pues, cualquiera animado por sentimientos de caridad, pero en particular los miembros de la Sociedad de la Juventud Católica, pueden cooperar en esta obra verdaderamente cristiana y filantrópica, con la seguridad de que sus prestaciones serán coronadas por el éxito más consolador. ((**It10.391**)) Todo va bien, todo es excelente; pero sin dinero no se hace nada: >>quién tomará a su cargo los gastos necesarios para implantar y mantener el Oratorio? Turín, que en caridad pública puede enorgullecerse de ir a la cabeza de muchas ciudades de Italia, Turín, repito, provee con las limosnas de sus ciudadanos privados al mantenimiento de los Oratorios. Y con tanta generosidad que, gracias a lo recaudado, se consigue vestir a muchos jovencitos que se distinguen por su asiduidad y buen comportamiento. Y >>por qué no puede obtenerse en Vicenza, en Padua, en Treviso y en muchas ciudades de Italia lo que se obtiene en Turín? >>Acaso no hay en ellas cristianos adinerados y de buen corazón, que quieran animar y asistir a obras semejantes? No hacen falta más que algunas almas generosas y piadosas, que, junto con el párroco respectivo, se decidan a comenzar estas obras, y la Providencia de Dios, siempre dispuesta a ayudar a quien busca y quiere el bien, no querrá por 1 Cada Oratorio tenía un grupo de señores, que asistían continuamente a los muchachos. (**Es10.360**))
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