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octubre de la Comisión sobre la encuesta
industrial, dirigidas al señor PRESIDENTE DE LA
COMISION.
El señor Favale, tipógrafo, y con él el señor
Vigliardi, librero, hablando de las reformas a
introducir para mejorar el arte tipográfico,
propondrían la supresión de las tipografías
pertenecientes a institutos públicos y privados, y
mencionan entre ellas dos de institutos píos de
esta Ciudad, una de las cuales es sin duda la del
Oratorio de San Francisco de Sales. Para apoyar su
argumento se aducen razones carentes de todo
fundamento.
Se dice:
1.° Que en ellas se pueden conceder facilidades
excepcionales, porque no tienen que pagar obreros.
Ignoran tal vez que los jefes de taller, tanto de
las máquinas como de la composición, son externos
y que, para que sean capaces de enseñar a los
aprendices, es preciso que estén dotados de
moralidad, aptitud y ciencia extraordinaria, y por
lo mismo bien pagados. ((**It10.388**))
Además, los gastos de compra de materias primas:
tinta, papel, prensas, máquinas, >>son algo que se
adquiere de balde?
2. No hay pagos para los internos. Si los
señores que piden la supresión pudieran ver con
sus ojos el consumo o, mejor dicho, el destrozo de
panecillos y, por consiguiente, el gasto existente
para alimentar, instruir, vestir a pobres
muchachos hasta llegar a ser buenos cajistas y
mantenerlos todo el tiempo de su aprendizaje,
seguramente dirían lo contrario.
3. Se hacen trabajos a precios tirados. Creemos
que toda tipografía es libre para concertar los
precios que más le convienen, y no conocemos
ninguna ley que obligue a los tipógrafos a un
precio fijo con los obreros y con los clientes.
Somos del parecer de dejar plena libertad a todos.
Pero podemos asegurar que nos atenemos a las
tarifas comunmente admitidas, al extremo de que
nos consta que trabajos, que tenemos pendientes,
fueron ejecutados por otros tipógrafos a precios
notablemente reducidos. Por lo tanto, la acusación
de trabajos hechos a precio tirado, recae sobre
otros, pero no sobre este instituto.
4. Se dice que es demasiado difícil la gestión
de una tipografía para un instituto pío. Tendrán
cooperadores beneméritos, tendrán obreros externos
asalariados: no queremos entrar en la gestión y
administración de lo ajeno; sólo decimos: piense
en ello el Director del Instituto. Si tiene mucho
trabajo, tendrá más derecho a la recompensa y
mayores serán sus méritos ante Dios y ante los
hombres.
5. Esta tipografía, dicen, va contra la
utilidad pública. íExtraña observación! >>Va,
acaso, contra la utilidad pública dar asilo a
chicos pobres, instruirlos, impedir su ruina moral
y civil y después enseñarles un oficio que los
ponga en condición de ganarse honestamente el pan
en su día? >>Será acaso de mayor utilidad pública
que estos muchachos se queden en medio de las
calles vagabundeando, haciendo de rateros y para
acabar con el tiempo en las cárceles? No hay nada
que añadir a este argumento.
6. Dicen también que los muchachos allí
internados aprenden mal su oficio. Si eso fuera
cierto, sin duda no harían competencia a nadie.
>>A qué, pues, tanto temor? Si se ven obligados a
dedicarse a otro oficio, habrá otros tipógrafos
que aumentarán su trabajo. Pero contestamos
directamente afirmando que ésta es una afirmación
gratuita; pues nuestros alumnos no son admitidos
en el taller de tipografía si, además de las
clases elementales, no han cursado el
bachillerato, y algunos, incluso, el bachillerato
preuniversitario; por consiguiente, tienen
suficientes conocimientos de
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