((**Es10.351**) Hasta
el momento me encuentro en Turín; si el tiempo lo
permite, saldré a las dos de la tarde hacia
Castelnuovo de Asti; de no ser así, haré como
pueda...
El Señor, rico en misericordia, conceda
copiosas bendiciones a usted y a su señora y
puedan los dos gozar de buena salud y una vida
feliz con el precioso don de la perseverancia en
el bien.
Créame con gratitud,
De V. S.
Turín, 5-10-1872.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
A pesar del tiempo, algo variable, salió aquel
día hacia I Becchi para la solemnidad del Rosario.
Resuelto a hacer otros viajes en busca de
dinero, y, al mismo tiempo, tener un poco de
descanso, envió antes de salir una encantadora y
afectuosa carta a la condesa Uguccioni.
Mi buena Mamá:
Si el cuerpo pudiese volar con el pensamiento,
tendría usted cada día una visita al menos de este
pilluelo, pues cada mañana tengo en la santa misa
un recuerdo especial por usted nominalmente, y por
toda su familia y familiares. Espero que Dios, en
su gran misericordia, me escuche y le conceda a
usted salud duradera y le haga una gran santa.
Insiste usted en querer tener noticias sobre mí
y sobre nuestras cosas, y voy a complacerla. Mi
salud es bastante buena. Puede decirse que la
enfermedad ha desaparecido, pero dejó un rastro de
cansancio que me obliga a limitar bastante mis
ocupaciones ordinarias. No obstante, doy gracias a
Dios por todo lo que me concede.
Este año vamos a abrir tres nuevas casas y, por
tanto, nuevos trabajos, nuevas molestias y nuevos
gastos. En general, tenemos todas las casas llenas
de alumnos que, en conjunto, llegan a seis mil
seiscientos. Usted es la abuela de todos,
>>verdad? íCuánta mies!
((**It10.381**)) Este
año tenemos ciento diez candidatos, que ingresan
en el estado eclesiástico; hay que librar a once
de ellos del servicio militar, y con ello nuevas
molestias y nuevos gastos.
No obstante todo esto, tenemos motivos para dar
gracias a Dios, porque, en cuanto a moral, no
podemos desear más.
Los señoritos Pistoi (unos de los primeros
alumnos de Valsálice) empiezan a adaptarse. Al
principio no podían soportar la lejanía de
Florencia; poquito a poco se han ido serenando y
ahora ya hablan de sus estudios, de acostumbrarse
a tocar el piano, de tomar parte en las
representaciones teatrales y cosas por el estilo.
Todo ello me hace esperar que irán bien. Por lo
que a moral y religiosidad se refiere, no hay nada
que decir, pues asisten con gusto a las prácticas
piadosas. Quieren mucho a su director, don
Francisco Dalmazzo, el cual se interesa por ellos
con mucho celo y paciencia. Comunique estas
noticias a mi buen Papá, el señor Tomás.
(**Es10.351**))
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