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allí sus breves vacaciones, a algunos se les
comunicaba que, por haber desmerecido con su
conducta la caridad de que disfrutaban en el
Oratorio, no volverían a ser admitidos en él al
curso siguiente. Firmada por don Miguel Rúa, se
enviaba a los padres de éstos la siguiente
comunicación.
En nombre de la dirección de este Oratorio debo
notificarle que, por cuanto se ha podido observar
con respecto al joven..., parece que no tiene
intención de abrazar la carrera eclesiástica.
Ahora bien, sabe V. S. que esta Casa tiene por fin
preparar a los jóvenes para este estado; por
consiguiente, no conviene que vuelva aquí con
nuestros alumnos.
Esperamos que pueda seguir en otra parte, según
se lo pedimos nosotros al Señor. Presento a V. S.
nuestros respetuosos saludos y celebro profesarme
con distinguida estimación de V. S.
Su seguro servidor
MIGUEL RUA, Pbro.
7. En el otoño
Don Bosco no se había repuesto todavía del
todo. De vez en cuando le amenazaba alguna pequeña
erupción miliar; así que, por consejo de los de
casa y de los médicos, se resignó a tomar algún
alivio. Inmediatamente después del reparto de
premios fue a Vignale, a casa de la condesa
Callori, a la que había escrito claramente:
Mi buena Mamá:
En la santa misa de cada mañana hago una visita
a mi buena Mamá con un memento especial por ella;
y estoy convencido de que en su caridad hace usted
otro tanto por este su pobre hijo.
Pero, a más de las visitas espirituales, deseo
tener noticias sanitarias, vocablo técnico de
usted y de toda su familia. Debo confesar que,
hace ya mucho tiempo, no recibo sermones, avisos,
ni consejos y por tanto me estoy volviendo muy
disipado. Así pues, si usted se encontrase en
Vignale durante la semana siguiente a la Natividad
de María, iría a visitarla, porque espero me
resultará útil para el alma y para el cuerpo.
Mi salud progresa, pero los antiguos huéspedes
de Varazze, que con tan poca gracia se adueñaron
de mis dominios, no quieren soltar la presa.
Ruégole presente mis humildes saludos al señor
conde ((**It10.376**))
Federico y a los demás de su familia. Deseando a
todos abundancia de bendiciones del Cielo, me
encomiendo a sus santas oraciones y me profeso con
sincera gratitud,
De V. S.
Pobre malgastador
JUAN BOSCO, Pbro.
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