((**Es10.339**)
-íNinguno!
->>Cómo puede ser eso? >>Y usted no se ingenia
para impedir que desaparezca una Orden tan
benemérita de la Iglesia, que aún no ha cumplido
la finalidad para la que fue instituida por su
fundador y posee todavía tantas gloriosas
profecías que deben cumplirse?
-íPero no se encuentran vocaciones!
((**It10.368**)) -Pues,
si no encuentra vocaciones en Italia, vaya a
Francia, vaya a España, a América, a Oceanía, y
busque quien se asocie a usted para perpetuar una
Orden tan ilustre como ésta a la que pertenece.
íTiene usted una gravísima responsabilidad, una
cuenta muy grande que dar a Dios! íCuántos
trabajos, cuántos sufrimientos tuvo que soportar
su Santo Fundador, san Francisco de Paula, para
instituir su Orden! >>Y usted permitirá que
resulten inútiles tantas oraciones, tantos
trabajos, tantas esperanzas?
Y al hablar había ido tomando un aspecto tan
imponente e imperioso, y un acento tan enérgico,
que el buen Padre General estaba casi anodadado
ante él... y prometió que haría lo posible para
encontrar secuaces.
íEra indescriptible el amor que don Bosco tenía
a todas las órdenes religiosas!
En Turín le esperaban las dificultades, ya
dichas, para la construcción de la iglesia de San
Segundo. Y durante ete tiempo enviaba una
circular, junto con un módulo de suscripción, para
la fundación de San Pier d Arena, a las
caritativas y acaudaladas personas genovesas,
notificando los gastos necesarios para ella.
Los primeros gastos de adquisición suman casi
treinta y siete mil liras; mas, para adaptar y
restaurar el actual local, adquirir el mobiliario
y demás enseres necesarios para la iglesia y el
hospicio y comprar otro poco de terreno para un
patio de recreo, donde entretener a los muchachos,
sobre todo en los días festivos, se necesita
todavía una cantidad ciertamente mayor que la
primera.
No gozando de recursos de ninguna clase para
esta necesidad, se hace un llamamiento a todos los
que aman los intereses de nuestra religión
católica y desean impedir la ruina de los chicos
pobres para encaminarlos a la moralidad y a un
oficio con el que puedan en su día ganarse
honradamente el pan de la vida.
Adjunto un módulo de suscripción, en el que
puede consignar cada uno lo que la caridad de su
corazón le dicte, ya sea enseguida, ya sea en la
fecha que le resulte más cómoda.
Y, poco después, enviaba desde San Ignacio <> esta declaración que servía de
recibo:
(**Es10.339**))
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