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posteriormente a visitar aquellas escuelas y
afirmó paladinamente que podían proponerse como
modelo a todas las del Reino.
3. El Colegio de Valsálice
Don Bosco tuvo la intención de acometer una
empresa atrevida, pero de gran utilidad, que
hubiera sido precursora de los Seminarios
Regionales instituidos durante el pontificado de
Pío X. Ante la creciente escasez de vocaciones y
las dificultades que ponía el Gobierno a las
escuelas dirigidas por religiosos y eclesiásticos,
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exigiendo que todas tuvieran maestros y profesores
diplomados, pensó en el modo de obviar tan seria
dificultad proyectando la fundación, en Turín o en
sus alrededores, de un colegio o seminario
interdiocesano para Piamonte, Liguria y Lombardía,
con capacidad para atender a quinientos o
seiscientos alumnos, que pudieran enviar los
distintos Obispos y que, al llegar al sacerdocio,
volverían a sus diócesis. Naturalmente correría a
cargo de los Obispos el sostenimiento de aquella
obra providencial, con sus propios medios y
buscando generosos bienhechores, para que de ese
modo hubieran podido ser admitidos gratuitamente
los jóvenes pobres con vocación sacerdotal.
>>Qué otro medio mejor para resolver la gran
dificultad de encontrar en el acto, como quería el
Gobierno, tantos profesores diplomados?... En
cambio, hubiera sido fácil para el nuevo
instituto, que abarcaría el bachillerato superior
y los cursos de filosofía y teología, encontrar
buenos profesores entre seglares ejemplares y
sacerdotes filósofos laureados y doctos teólogos y
canonistas. De este modo un sólo seminario habría
resuelto la dificultad de hallar tantos profesores
para cada uno de los seminarios diocesanos.
Don Bosco comunicó el proyecto a los obispos de
Piamonte, Liguria y Lombardía, que lo recibieron
con entusiasmo. Los arzobispos de Génova y
Vercelli, y el obispo de Novara fueron los más
entusiastas. Todos lo aprobaron con tal de que don
Bosco se pusiera a la Cabeza.
Y éste, al regresar de Varazze, fue a hablar de
ello con monseñor Gastaldi. Pareció en la primera
conversación que Monseñor aprobaba la idea, pero
no tardó en dar a entender que no le agradaba que
el Seminario estuviese bajo la dirección de don
Bosco sino que, en todo y por todo, lo quería bajo
su jurisdicción: estudios y piedad debían ser
reglamentados por él. Cuando los obispos se
enteraron de estas declaraciones, se retiraron, y
el magnífico proyecto se malogró.
Monseñor Gastaldi, en cambio, había resuelto
confiar a don Bosco
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