((**Es10.308**)
Tu amor agradeciéndote Un cántico
magnífico
y tus sabios consejos, cante el
grupo sagrado
tuyos seremos jóvenes, de hijos
que a tu ejército
tuyos seremos viejos. de amor se
han enrolado:
Nuestro mayor honor, ya libres
del error,
nuestra corona áurea: tras tu
bandera láncense
ser hijos de tu amor. los hijos
de tu amor.
Y el buen Tomatis, más tarde uno de los
primeros misioneros que, en 1875, partieron para
la República Argentina, terminaba con este cordial
presagio:
íPresto doquiera extiéndase
tu sagrada bandera;
no haya playa en el mundo
a tu nombre extranjera!...
Y los socios de la Compañía de San Luis, del
Oratorio festivo, ansiosos de encontrar una
ocasión para poder libremente manifestarle los
sentimientos de la más alta estimación y
veneración, agradecidos y reconocidos a Dios,
decíanle conmovidos:
Permita que a partir de hoy dejemos de lado
todo título y le llamemos con el dulce nombre de
Padre. Sí, de hoy en adelante queremos
considerarle como a nuestro verdadero Padre y que
usted se complazca teniéndonos por hijos queridos
de su corazón. Convencidos de que usted, que es
tan bueno, no rechazará nuestra proposición, le
prometemos desde este momento portarnos como
verdaderos hijos y ser en todo y por todo
obedientes a cuanto usted tenga a bien mandarnos o
darnos a conocer por medio de nuestro Director. Y
como sabemos que tiene tanto interés por la
Compañía de San Luis, que usted mismo fundó con
tanto interés en el Oratorio, le prometemos
observar siempre su reglamento durante toda
nuestra vida, invitar a los demás compañeros a
ingresar en ella y proponernos imitar las
virtudes de este gran Santo.
((**It10.334**)) En la
tarde del 24 dirigió don Bosco unas palabras
conmovedoras a una asamblea de más de mil
quinientos oyentes. Les recordó cómo el año
anterior, después de haber asistido a la afectuosa
demostración, les había asegurado que, en 1872,
oirían las más consoladoras noticias. Les dijo, en
efecto, que, gracias a la Virgen, habían sido
nombrados los obispos de muchas diócesis vacantes,
entre ellas las de Italia, y todos habían tomado
posesión de sus sedes. Después, como él había
estado gravemente enfermo, casi desahuciado, y por
gracia de María Auxiliadora había curado. Además,
cómo
(**Es10.308**))
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