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siguieron cantos y piezas de música, y brotaron de
los labios de todos promesas de imperecedera
gratitud, ardientes latidos de ternísimo amor
filial, francas declaraciones de seguir sus
enseñanzas durante toda la vida, promesas de
oraciones diarias para que el Señor le colmase de
toda suerte de bendiciones, e insistentes
peticiones de paternal compensación.
Aquel año, como diremos en el capítulo V, a
mediados del mes hubo un periodicucho soez que
intentó, con una serie de entregas de una
repugnante novela, denigrar la veneración de que
universalmente gozaba don Bosco; y el abad
Bardessono de los condes de Rigras, que había
predicado la novena de María Auxiliadora, salió en
defensa del Santo con un opúsculo 2. Tampoco los
antiguos alumnos dejaron de repudiar la masónica
intentona con una devota declaración que le
presentaron con cuarenta y cuatro firmas y una
ofrenda en prenda de su gratitud y aprecio.
Día feliz, venturoso instante, en el que
podemos probar una vez más que sentimos el afecto
y todos los sentimientos de los hijos que rodean a
su amado Padre.
Aquí tienes este grupo de hijos tuyos que,
aunque separados y esparcidos por el mundo, no
pudieron, sin embargo, por estar estrechamente
unidos de corazón a ti, dejar pasar este día de
tanto regocijo sin venir a demostrarte el afecto,
el amor ferviente que arde en sus pechos por ti,
su Padre común.
íQué dulce, qué consolador nos resulta volver a
ver en este día tu rostro sereno y alegre, al que
la gracia y la suavidad entretejen amorosa
guirnalda; volverte a ver en medio de nosotros
después del tiempo que nos tocó vivir angustiados
y afligidos, lejos de ti, impedido por cruel
enfermedad.
íNuestro corazón, como el del navegante, que
vuelve a ver las añoradas playas después de
procelosa tempestad, rebosa de gozo porque, merced
a María Auxilio de los Cristianos y nuestro
refugio celeste, nos fue devuelto don Bosco, se
restituyó el padre a sus hijos, el amigo a los
amigos, toda la alegría y la paz a Turín!
Siempre fieles a nuestro pasado, al
presentarnos a ti este año, >>qué don te
ofreceremos, don Bosco? Helo aquí, ante ti, aunque
modesto y de escaso relieve; es el humilde símbolo
((**It10.332**)) de
nuestro afecto.
...Acéptalo; sea él la prenda de nuestro filial
afecto, la prenda de nuestro cariño a ti, Padre
amoroso de los jóvenes, solícito Pastor de su
rebaño; a ti, iniciador y mantenedor de esta
nobilísima empresa de caridad, que conduce a
tantos hijos por el camino de la virtud y del
honor, que señala el camino recto a los buenos y a
los descarriados.
Sean prenda de la sincera felicitación por tus
obras benéficas de cristiana piedad y
civilización, que resplandecen como un faro de luz
en medio de las tinieblas de este siglo; prenda de
sincero aplauso para ti, instrumento visible de la
Providencia, que guió a término sus altos destinos
sobre la naciente juventud; testimonio y al mismo
tiempo solemne protesta contra ciertos periódicos
sembradores de inmoralidad
1 Véase: Apéndice n§ IV.
2 Véase el Apéndice del Capítulo V: Cumple un
alto mandato, N§ IV.
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