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de Pentecostés, a las seis de la tarde, después de
las funciones religiosas, se inauguró en el patio
grande del Oratorio el pabellón llamado la Rueda
de la Fortuna, con un grandísimo concierto
musical.
La venta de boletos y la pequeña feria, a favor
del Santuario y del Oratorio, se confiaron también
aquel año a jóvenes de familias nobles. Don Bosco
escribía al caballero Javier Provana de Collegno:
((**It10.328**)) Desde
casa, 15-4-1872
Muy querido Señor:
Esta tarde, a las siete y media, se reunirá la
Comisión del año pasado para organizar la fiesta
de María Auxiliadora, y desearía que estuvieran
presentes Luis y Manuel. Si ellos no tienen
inconveniente y es también su querer, ruégole les
invite de mi parte y les conceda el oportuno
permiso. No he podido ir personalmente a la hora
que deseaba, por eso les auguro de corazón toda
suerte de celestes bendiciones, mientras me
profeso,
De V. S. Ilma.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P.D.-Como no pudo recibir esta carta en Turín,
espero la reciba Cumiana y que sirva de invitación
para la futura conferencia ad hoc.
En este momento recibo noticias del Padre
Santo, que disfruta de buena salud, lo que
constituye toda la esperanza de Roma.
En los últimos días tomaron también parte en
las funciones religiosas los alumnos de los
Colegios de Lanzo, Borgo San Martino y Alassio. El
13 pontificó monseñor Celestino Fissore, arzobispo
de Vercelli. Predicó el panegírico el abad
Bardessono. La ejecución de la antífona Sancta
Maria, succurre miseris, con música original de
Cagliero, resultó espléndida. Hubo tal afluencia
de fieles que muchos no pudieron entrar en el
templo, por lo que don Bosco determinó e hizo
publicar en la Unidad Católica que se repetirían
las fiestas el domingo siguiente, 26 de mayo.
Hubo un detalle conmovedor.
El día de María Auxiliadora todo el Oratorio
estaba de fiesta y rebosaba de santa alegría.
Músicas y cantos aumentaban el regocijo general.
Los alumnos solían gastar en la feria, comprando
juguetes y buenos libros, su pequeño capital,
hecho a base de propinas por su buena conducta y
regalos de sus padres. Todos tenían dinero para
gastar, puesto que algunos de los que tenían el
portamonedas bien
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