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((**Es10.281**) ((**It10.304**)) Mi buena Mamá: A pesar de lo travieso que soy, aprecio y guardo como un tesoro los consejos de mi buena Mamá. Precisamente para cumplirlos, en lugar de ir a Turín, como muchos insistían, me vine a Alassio, donde he pasado doce días con mucho provecho. Mañana iré a Varazze y espero salir para Turín a fines de semana. Mi salud se encuentra en buen estado y, con algún cuidado, espero poder reanudar las más apremiantes ocupaciones. Hubiera pasado todavía unas semanas más en estos amenos lugares, pero he de renunciar a ello, pues como no hay entre nosotros más limosnero que don Bosco, y él falta desde hace ya mucho tiempo, la hacienda está abocada a la quiebra. Pero tenga en cuenta que he consultado a los médicos, con los que también está de acuerdo el doctor Fissore, los cuales me dijeron que, guardando alguna precaución, puedo volver al Oratorio. Usted tuvo la bondad de preguntar muchas veces por mí y de dispensarme muchas atenciones, pero nunca me dijo ni una palabra de su salud. Esto me hace suponer que las cosas no marchan todavía muy bien. Anímese. Si las oraciones de este pobre hijo son escuchadas por Dios, todos los días se elevarán al Señor por usted. íCuántas cosas habrá que decir! Lea como pueda esta carta. Dios les bendiga a usted, al señor Conde y a toda la familia y conceda a todos salud y perseverancia. Rece por mí y créame con la más profunda gratitud, De usted, mi buena Mamá, Alassio, 9-2-1872. Su reconocidísimo hijo JUAN BOSCO, Pbro. Poco antes había escrito a otra insigne bienhechora, la condesa Luisa de Viancino. Mi buena Mamá: Esta es la primera carta que escribo fuera de la cama y la escribo ahora a mi buena Mamá, que sé ha pedido noticias de mí y ha rezado por este hijo travieso. Gracias a Dios me encuentro bien y espero poder volver a Turín, al Oratorio, la próxima semana. Espero que la presente les encuentre a usted y al señor Conde, mi buen Papá, en perfecto estado de salud, como le pido cada día a Dios en mis humildes oraciones. Hasta ahora no sé qué es invierno; iré a probarlo en Turín, si es que hace frío todavía. ((**It10.305**)) Dios les bendiga, a usted y al señor Conde su marido, y conceda a ambos largos años de vida feliz. Rueguen también por mí, que me profeso agradecido en Jesucristo, De V.S. Alassio, 9-2-1872. Su reconocidísimo hijo JUAN BOSCO, pbro. (**Es10.281**))
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