((**Es10.28**)
Lemoyne algunos detalles, que evidentemente le
había comunicado confidencialmente el interesado.
<((**It10.18**)) pero
veo a la vez tu buena voluntad. íVive tranquilo y
sigue adelante!
El jovencito declaró después, bajo juramento,
que se encontró con estas pruebas, que las superó
y se vio libre de ellas. Tocante a la calumnia, le
amenazó un compañero con acusarlo a don Bosco de
algo falso y cumplió la amenaza. El se enteró y se
presentó a don Bosco para defenderse. Mas el Santo
no le dejó hablar y le dijo:
-Pero, hombre, >>no conoces todavía a don
Bosco? No temas; sé quien eres.
Otra vez le dijo después de la confesión:
->>Quieres hacer un contrato con don Bosco?
->>Cuál?
-Piensa en ello; te lo diré otro día.
El muchacho aguardó ansiosamente ocho días para
volver a confesarse y pedir explicación del
enigma. Se presentó y dijo a bocajarro a don
Bosco:
->>Cuál es el contrato?
-Vete a ver a don Miguel Rúa, contestóle don
Bosco.
Con más curiosidad que antes fue al prefecto,
don Miguel Rúa, y le dijo:
-Don Bosco me envía a usted.
->>Y para qué?
-Para un contrato, que quiere hacer conmigo.
Reflexionó don Miguel Rúa y le contestó:
-íAh, sí!, ven mañana a la conferencia que se
celebra en la iglesia pequeña.
Era la conferencia para los Salesianos. Acudió
y empezó a entender.
Siendo ya salesiano, sacerdote y prefecto en
San Benigno Canavese, preguntó un día a don Bosco,
en presencia de don Carlos Viglietti:
->>Qué motivo especial le determinó, siendo yo
estudiante todavía, a decirme que quería hacer un
contrato conmigo?
-Mira; cuando yo confesaba, veía que unas
llamitas se despegaban de las velas encendidas en
el altar de María Auxiliadora y, después de dar
algunas vueltas, iban a posarse sobre la cabeza de
algún chico, y una de ellas se posó sobre la tuya.
Aquellas llamitas eran para él un signo
evidente de la vocación de los muchachos a la Pía
Sociedad. Esto le sucedió muchas veces, según nos
lo comunicó en el 1885.
Bernardo Vacchina, más tarde sacerdote y celoso
misionero en Patagonia, que ingresó en el Oratorio
en 1873, supo también por experiencia que don
Bosco leía claramente en las conciencias. Había
hecho su confesión general antes de entrar en el
Oratorio, la repitió con don Juan Cagliero y fue a
hacerla por tercera vez con don Bosco. Este le
preguntó enseguida:
->>Cómo te llamas?(**Es10.28**))
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