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-Pero aquí en Varazze se temía mucho que yo
muriese. Una tarde que estaba yo muy mal, rogué a
Francesia que mandara llamar al notario, pues es
de persona prudente hacer testamento, pero él se
echó a llorar y se marchó.
Y fue contándole cómo Cuffía estaba seguro de
que no se dirigiría directamente a Varazze.
Y a las tres de la tarde, como había
determinado, comió en la habitación junto con don
Juan Bautista Lemoyne, don Juan Francesia, el
reverendo Cuffía y el jefe de estación; y pasó un
día tan bueno, como nunca después de la
enfermedad. Estuvo levantado de las diez de la
mañana a las nueve de la noche y decía:
-Es el primer día que como con apetito; los
otros días comía para sostenerme en pie.
Se esperaba que, si la mejoría progresaba,
podría estar en Turín para el último domingo de
carnaval.
El día 24 comenzó a bajar las escaleras: <>. Enría volvió a
arreglarle la barba y el cabello. Tenía tan buen
color que parecía no haber estado enfermo tanto
tiempo; habían desaparecido totalmente los
diviesos y no tenía fiebre alguna.
Al atardecer, fueron al colegio el organista de
la iglesia de San Ambrosio y varios señores de la
compañía filarmónica para dar un concierto en la
habitación de don Bosco, pues sabían cuánto le
gustaba la música. Componían un buen conjunto
musical con tres violines, violonchelo, flauta y
clarinete. Asistieron también el secretario del
Ayuntamiento, el jefe de estación, el médico, el
alcalde, el párroco y ((**It10.298**)) varios
superiores del colegio. La estupenda
interpretación de diversas melodías extasió a don
Bosco, que no se cansaba de dar las gracias a
aquellos buenos señores y de aplaudir, diciendo:
-Si aquí en la tierra se toca tan bien, ícómo
sera la música del paraíso! Les deseo a todos
ustedes que un día formen parte de la gran
orquesta del cielo y a nosotros que podamos gozar
de sus dulces sones, que durarán eternamente. Doy
las gracias a todos desde lo mas hondo de mi
corazón, particularmente a los señores músicos (y
los fue nombrando uno a uno), que han querido
honrar al pobre don Bosco y proporcionarle una
satisfacción tan agradable. Agradezco también a
todas las piadosas personas, que con sus oraciones
obtuvieron finalmente mi ya completa curación. Y
al señor cura, al señor alcalde y a todos los
ciudadanos de Varazze la bondad y la caridad que
han tenido conmigo...
Al día siguiente dio una conferencia a todos
los hermanos, sacerdotes,
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