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Era, pues, lógico que el Señor, que suele
enriquecer a sus Siervos fieles con dones
particulares, diera también a don Bosco muchos
dones extraordinarios para llevar a cabo un amplio
y fructífero apostolado.
Tuvo, entre otros, casi continuamente, el de
ver desde lejos y leer los secretos de las
conciencias como en un libro abierto, y contemplar
claramente el porvenir.
El 18 de septiembre de 1870 entraba en el
Oratorio el joven José Gamba, de quince años,
natural de San Damián de Asti, que llegó a
sacerdote y más tarde fue Vicario General de
aquella diócesis, Obispo de Biella y de Novara,
querido y venerado Arzobispo ((**It10.16**)) de
Turín y Cardenal. Sólo estuvo en el Oratorio un
año, pero -escribe el teólogo José Angrisani, que
fue su secretario- quedó, dijo, como cla vado en
su cabeza este recuerdo.
<>(Sucedió, pues, el hecho probablemente en
agosto, después de las dos semanas que estuvo en
San Ignacio para los ejercicios espirituales, y
después de los nueve o diez días que permaneció en
Nizza Monferrato).
>>La primera noche después de su llegada, vino
a decirnos las palabritas de costumbre de las
buenas noches. Fue recibido con delirantes
aclamaciones y le costó un triunfo poder llegar
hasta la cátedra. Subió por fin e hízose un
silencio conmovedor. El sonreía y nos dijo:
>>-He estado fuera mucho tiempo, >>verdad?
íPero, qué queréis! Vosotros coméis muchos
panecillos y don Bosco se ve obligado a dar
vueltas para encontrar dinero con que pagarlos.
Pero, durante mi ausencia, he vuelto a estar con
vosotros dos veces.
>>Al oír esto nos miramos sorprendidos,
abriendo de par en par los ojos y aguzando las
orejas.
>>-íNi más ni menos! Una de estas veces entré
en la iglesia, durante la misa mayor, y vi que
faltaba uno... Este tendrá que preparar mañana la
maleta porque don Bosco no quiere aquí muchachos
de esa calaña. íTenedlo bien presente, hijos míos!
íDon Bosco, aun desde lejos, os ve siempre!
>>A la emoción sucedió la admiración. Al bajar
de la cátedra nos abalanzamos a su alrededor,
preguntándole:
>>->>Quién es, quién es?
>>Pero él, serio, respondía:
>>-Esto no debo decíroslo a vosotros. El
interesado lo sabrá mañana.
>>Y al día siguiente se supo que uno había
salido para su casa.
>> íDon Bosco, aun desde lejos, os ve
siempre!>> 1.
Veía también, casi continuamente, el interior
de las conciencias.
1 Véase: J. Angrisani: El Cardenal José Gamba,
Turín-Roma. Editorial Marietti, 1930, pág.
16.(**Es10.26**))
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