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en plena convalecencia, lo que permite esperar que
muy pronto podrá gozar de perfecta salud.
Agradecido a las oraciones, que por él se hicieron
en diversas partes de Italia, asegura que se verá
obligado a encomendar a todos al Señor, rico en
gracias y misericordia, para que les premie la
caridad que tuvieron con él durante esta
enfermedad... El atribuye su curación a las muchas
oraciones que, casi sin descanso, hicieron muchas
piadosas personas y sus muchos hijos, que temían
perder a su Padre y bienhechor>>.
Evidentemente la bendición de Pío IX obtuvo el
más consolador efecto.
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Buzzetti, sigue mejorando. Ya lleva tres días
verdaderamente buenos. La noche del día 4, en que
recibió, por conducto del cardenal Antonelli la
Bendición Apostólica del Papa, se quedó tan
tranquilo que durmió hasta el alba>>.
Cuando don Juan Bautista Francesia le leyó el
telegrama experimentó una alegría indescriptible:
-íEl Papa, exclamó, se ha dignado pensar en el
último de sus hijos! íOh, gracias! Que Dios le
premie el consuelo que me ha proporcionado. íLa
bendición del Vicario de Jesucristo da gran gozo
al corazón y paz al alma!
Y para perpetuar el fausto acontecimiento
ordenó a don Juan Baustista Francesia que mandara
colocar el telegrama en un bonito cuadro con su
cristal, para poderlo conservar. El mismo <>Querido amigo, íojalá hubiese usted visto la
conmovedora escena que yo presencié! Llegaron de
Mornese doce padres de familia que, a pesar del
mal tiempo, venían a ver a don Bosco en nombre de
todo el pueblo.Llegaron el sábado por la tarde,
día 6, en el último tren y se hospedaron en el
colegio. Don Domingo Pestarino hacía algunos días
que estaba aquí. El domingo por la mañana, día 7,
después de misa, entraron en la habitación de
nuestro querido Padre y se colocaron en círculo
para que don Bosco pudiera verlos a todos.
Colocaron a sus pies el regalo que cada uno había
traído: una cesta
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