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todo la fiebre miliar; aún marcaba el termómetro
algunas décimas y veíanse, acá y acullá sobre la
piel, postillas que supuraban, mientras las demás
se iban secando.
-<((**It10.270**)) >>El
martes pasado se comenzó una novena por la pronta
curación de don Bosco. Consiste esta novena en
aplicar a tal fin la misa comunitaria y las
comuniones de los jóvenes en la misma. No exagero
si afirmo que cada mañana hay tantas comuniones
como en un día festivo. Con gran satisfacción veo
siempre un buen número de aprendices que se
acercan a los santos sacramentos. íDurante estos
días no hay entre ellos ningún respeto humano! Y
llevan razón para ello los pobres muchahos; piden
a Dios que tenga a bien devolverle cuanto antes al
mejor de los padres.
>>Ayer, 29, algunos me entregaron dinero,
sacado de sus propinas, para que se celebre una
misa en el altar mayor, a la que ellos quieren
asistir y comulgar. Hoy me presentan una carta que
te envío con la mía; en conclusión, es una porfía
continua para implorar de Dios la pronta curación
del amadísimo don Bosco.
>>>>Y yo qué hago? íMuy poco! Pero voy animando
a los demás a que continúen, y les hago ver que
nunca es demasiado cualquier favor que alcancen de
Dios para don Bosco>>.
La novena que se hacía en el Oratorio iba
alcanzando su efecto. Don Bosco mejoraba
continuamente, con alegría de todos los presentes
y lejanos.
El penúltimo día del año enviaba Enría estas
noticias:
<<íQué alegría ver a nuestro querido Padre cada
día mejor! Oírle hablar con gusto y describir,
como si lo estuviese viendo, el día en que
volvamos al Oratorio.
>>El mismo día en que comenzó la novena a María
Auxiliadora, don Bosco empezó a mejorar un poco;
la mejoría fue en aumento y hoy pasó un día
precioso. Confiamos plenamente que al fin de la
novena podrá dejar la cama. Hagan, pues, muy bien
esta novena y recen de corazón>>.
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