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habría podido resistir la enfermedad. Por eso
recomienda que se siga rezando, que se hagan
visitas al Santísimo Sacramento para obtener de
Dios esta gracia tan grande.
>>Nuestro buen padre don Bosco ha recibido con
alegría la noticia de las oraciones y comuniones
hechas por todos los aprendices y especialmente
por los de la Compañía de San José y los músicos,
para obtener su curación. Cierto, cuando nuestro
buen Padre oía todo esto, experimentaba una
ternura que le llegaba al alma, y se conmovía
hasta llorar.
>>Me decía: -Es una gran satisfacción para mí
el saber lo mucho que mis queridos hijos rezan por
mí; en este momento me parece que ya no me duele
nada. íCómo me quieren mis amados hijos! Estoy
seguro de que todos cargarían con mi mal con tal
de que volviera pronto a estar con ellos; pero el
Señor ha dispuesto que me toque a mí el sufrir.
Hijos míos, vosotros me queréis, pero yo también
os amo mucho y estoy siempre con vosotros, si no
materialmente, sí con la mente y el corazón; mis
pensamientos están siempre con vosotros, queridos
hijos.
>>Me ha dicho que os agradezca mucho el amor
que le ((**It10.264**)) tenéis
y que sigáis comulgando según su intención; es el
mejor regalo que podéis hacerle. Da las gracias de
un modo particular a los de la Compañía de San
José y a los músicos, y les anima a que sigan
observando buena conducta y siendo de buen ejemplo
a los demás. Quisiera, me decía, dar las gracias a
cada uno en particular, pero esto lo haré cuando
esté de vuelta en Turín.
>>También yo os doy las gracias, queridos
hermanos; no tengo palabras suficientes para
expresar mi satisfacción por el gran interés que
os tomáis por nuestro amado Padre don Bosco con
vuestra conducta y vuestras oraciones. Me ha dicho
que, si el Señor le concede la gracia de curar
pronto, quiere que se celebre una gran fiesta en
acción de gracias a Dios por el señalado favor
obtenido...
>>Son las dos y media de la madrugada. Don
Bosco sigue durmiendo plácidamente. Esperamos que
hoy lo pase bien>>:
Tan pronto como don Juan Cagliero estuvo de
vuelta en el Oratorio, donde se había comenzado la
novena por don Bosco, se apresuró a encomendar
oraciones en el Buen Pastor, en el Refugio, en las
Magdalenas, en San Pedro, en Santa Ana y en todos
los demás centros adonde iba a menudo a predicar,
confesar y dar clase. El día 27 escribía a
Varazze:
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