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las necesidades y estará muy contento de no haber
abusado de su piadosa caridad maternal.
>>No me agradezca lo que hago, porque si usted
necesita tener noticias de don Bosco, yo necesito
darlas de día y de noche para aliviar mi mente,
tan oprimida con el cúmulo de tantas cuestiones.
Quiera o no quiera, tengo la imperiosa necesidad
de desahogar mi gran dolor con quien sé que ama al
pobre don Bosco.
>>Aquí se hizo un nuevo triduo por él. Le
aseguro que lo necesita.
Mientras hoy, quizás, se rogaba a la Unidad
Católica que avisase a los lectores amigos de don
Bosco, que temían su pérdida, que ya se encontraba
totalmente mejorado, él sufría una nueva erupción
miliar que nos tuvo a todos apenados en derredor
de su lecho. íAy, Mamá, si usted viniese, cuánto
tendría que sufrir!
>>Siento no poder continuar, pues sale el
correo...
>>Don Bosco la saluda con respeto y con el
nombre que tanto agradece usted, y del que
demuestra ser muy digna por la vivísima parte que
toma en la enfermedad, que Dios le envía para
prueba de todos los suyos y aumento de gracia para
él...>>.
Don Bosco se encontraba bastante mal, y el día
22, a escondidas ívolvía a escribir su testamento
en un papelito!
El mismo día escribía Enría a Buzzetti y, a la
par que le confirmaba la nueva erupción, dábale
también buenas esperanzas:
((**It10.257**)) <>Pero esta noche está mucho más aliviado. De
todas partes le envían regalos, especialmente
botellas de vino añejo y de las del 1830, del 40,
del 55 y del 61.
>>Ayer por la mañana vino a visitarle una
señora anciana (la señora Susana) que salió de su
casa medio enferma, sólo por ver a don Bosco. Si
hubiera usted visto qué escena más conmovedora,
qué manifestaciones de afecto. Yo, que estaba
presente, no pude contener las lágrimas.
>>No hay día que no lleguen cartas de
condolencia de todas partes y visitas de toda
suerte de personas de muy lejos.
>>Don Bosco le saluda afectuosamente y se
encomienda a sus oraciones. Parece que va a pasar
bien la noche. En este momento duerme...>>.
íPero no fue así!
El buen Enría escribía apesadumbrado, a media
noche del 23,
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