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buena mujer, vendedora de fruta en el mercado
próximo a la casa del enfermo, enteróse en la
farmacia de su estado y fue corriendo al Oratorio
para notificar a don Bosco que un exalumno suyo de
Lanzo, en la casa de la calle tal, número cuál, se
hallaba a punto de muerte y no querían llamar a
un sacerdote. Fue enseguida don Bosco. Llamó a la
puerta. El criado, que le había visto varias veces
en Lanzo, le reconoció al momento y comprendió a
qué iba. Hízole un gesto con la mano dándole a
entender que el asunto era algo difícil, pero le
hizo pasar y llamó al dueño. Tardó éste un rato en
acudir. Al fin apareció y preguntóle con fría
cortesía cuál era el motivo de la visita.
-He venido para ver al joven enfermo.
-Duerme y no conviene despertarlo.
-íEntonces, aguardaré!
No le gustó la respuesta. Diose cuenta de ello
don Bosco; pero, convencido de que era preciso
actuar resueltamente, no cambió de parecer. Dijo
entonces el tutor que iba a ver si César dormía, y
le dejó solo más de una hora. Por fin compareció
la señora para decirle que César seguía durmiendo
y que, por tanto, era inútil esperar; y además,
que los médicos habían prohibido toda suerte de
visitas, ya que una ligera ((**It10.14**))
emoción, dos palabras nada más, podrían
perjudicarle.
Entonces don Bosco habló en términos
contundentes y dijo:
-Escuche: César fue puesto bajo nuestros
cuidados en el Colegio de Lanzo, que está bajo mi
dirección. Tengo, pues, algún motivo para verle,
sobre todo porque César y yo tuvimos relaciones
más íntimas y confidenciales de lo que usted puede
imaginar. Tenemos asuntos importantísimos y sin
duda quiere verme; es necesario que le vea un
instante; no puedo irme sin haberle visto...
-Ya, pero me parece a mí que...
-Lo repito... estoy seguro de que César quiere
verme, y por tanto debo esperar. Si usted me lo
prohibiese, hasta podría reclamar ante las
autoridades...
->>Se atrevería usted a cometer tal desafuero?
-No quiero cometer ningún desafuero; pero usted
comprende perfectamente que su desacato no
quedaría en el silencio... Se hablaría de ello...
Se diría que don Bosco fue a ver a un amigo suyo,
a un alumno moribundo y se le prohibió acercarse a
él... Y, a buen seguro, semejante noticia no
resultaría muy honrosa para la familia de ustedes.
-Sí, pero es que el médico lo ha
prohibido.(**Es10.24**))
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