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Don Domingo Pestarino se apresuraba también a
participar el dolor experimentado al enterarse de
que <> se hallaba <> y añadía: <((**It10.250**)) cuanto
pudieran para obtener la curación. Se acordó
comenzar un triduo en la parroquia en honor de
María Auxiliadora, cuyos gastos sufragarían entre
todas, y comulgar con este fin. Prometieron,
además, hacer cada día una visita especial al
Santísimo Sacramento todas las que se encuentren
libres de compromisos; y tuve el consuelo, dentro
de la tristeza del momento, de que una de ellas me
pidiera que le permitiese ofrecer al Señor su vida
para obtener la salud y la vida de don Bosco. Lo
mismo repitieron otras, dispuestas a morir para
que el Señor salvase la vida de don Bosco, y harán
este ofrecimiento al comulgar. Yo asentí de buena
gana a su petición y ofrecimiento; ya no pude
hablar más y clausuré la asamblea. Ese ejemplo, he
de confesarlo, me movió a hacer yo otro tanto en
el Santo Sacrificio>>.
>>Quién no descubre a María Mazzarello -la
primera entre todas- declarándose dispuesta a la
inmolación para prolongar la vida del Santo?
<>.
Terminaba la carta diciendo que también había
escrito a Acqui, al arcipreste Olivieri, para que
comunicara a los párrocos y sacerdotes conocidos
suyos, y a las compañías de la Inmaculada de las
parroquias vecinas la desgracia de la grave
enfermedad, y rezaran e hicieran rezar.
También en otros lugares, particularmente del
Piamonte, se hicieron oraciones públicas y
privadas por la salud de don Bosco, y entre los
que se distinguieron, en esta demostración de
veneración y afecto, estuvo el Obispo de Alba,
monseñor Eugenio Galletti. Tan pronto como recibió
la triste noticia de la grave enfermedad, quedó
tan impresionado que, <(**Es10.234**))
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