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uno envía vino, otro naranjas, éste huevos y aquél
otras cosas, con una manifestación de amor y de
respeto que conmueve>>.
Pero las preocupaciones y las esperanzas se
iban alternando de continuo. El 18 telegrafiaba
don Juan Bautista Francesia: <>, y a continuación escribía:
<>Es superior a toda ponderación el interés que
todos tienen por la ((**It10.248**)) salud
del querido don Bosco, los vecinos de Varazze y
todas las casas religiosas próximas y lejanas.
Nuestro colegio se está haciendo famoso con el
doloroso acontecimiento.
>>Esperamos a la condesa Corsi, que, en
atención al doctor Fissore, prorrogó su venida, y
creemos será de gran consuelo para don Bosco, como
quiso manifestar ayer en un telegrama. Entretanto,
el pobre enfermo va enflaqueciendo de un modo
lamentable y sufre espasmos en la espalda, cansada
y desolada por el roce y la prolongada posición.
Pero, aún en este estado, tiene siempre la broma a
flor de labios, que contiene nuestras lágrimas,
que quisieran salir libremente.
>>Don Bosco agradece a todos las oraciones que
hacen por su salud y dice que sólo confía en
ellas. No hay peligro alguno, pero antes de que el
pobrecito pueda tomar el tren para volver a Turín,
tememos que habrán de pasar muchos días.
>>Don Bosco te encarga que comuniques estas
noticias, que no son buenas, pero tampoco malas, a
las personas buenas que se interesan por él.
>>Dirás a don Angel Savio que el Arzobispo de
Florencia le contestó con una hermosa carta,
respondiendo a la comunicación sobre la enfermedad
de don Bosco>>.
El mismo día envió don Juan Bautista Francesia,
poco más o menos, estas mismas noticias a la
condesa Corsi:
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