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Bosco, y su madre nos remendaban los pantalones y
la chaqueta rota, pues sólo teníamos una...
>>Don Bosco sonreía al oír esto y decía:
>>-íCuánto sudó mi buena madre!... íSanta
mujer!... íPero la Providencia no nos faltó nunca!
1>>.
El domingo, 17 de diciembre, pasó don Bosco un
día malo con fiebre. Pero tuvo una noche bastante
tranquila y durmió hasta la mañana. A las diez y
media volvióle la fiebre, pero muy ligera.
Escribía Enría a Buzzetti, que insistía: <>.
Sucedía esto porque parecía que los telegramas
disimulaban la gravedad del mal y, como ya hemos
señalado, era don Bosco quien así lo quería para
que no circularan noticias alarmantes en el
Oratorio ni en las otras casas; por eso no
permitía que se enviaran sin su aprobación.
El mismo don Miguel Rúa, seriamente preocupado,
quería noticias frecuentes, y el padre Cuffía le
contestaba:
<>He recibido su vino y alguna botella del
1825, regalo de la señora Susana de Albisola,
((**It10.246**)) más
otras del Alcalde de Varazze. Todos van a porfía
para que no le falte nada a don Bosco y aconsejan
el buen vino para mantenerle con fuerzas contra
estas erupciones, que verdaderamente resultan algo
fuertes. Mamá Corsi se ha preocupado y se preocupa
mucho. El régimen de don Bosco es éste: caldo
sustancioso y alguna gota de vino añejo.
>>En el tren de las siete de la mañana del
martes viene a Varazze el doctor Fissore, no
porque haya peligro, sino para asegurarnos cada
vez más de lo que hacemos y para que no se nos
reproche de no haber hecho bastante por un padre,
que tanto ha hecho por nosotros.
>>Querido Padre, haga usted que recen a María
Auxiliadora para
1 Don Bosco guardó siempre la mayor veneración
a su madre y repetía a todos que era una santa.
Cuando murió y vio a los muchachos del Oratorio
llorar amargamente, les dijo: -Hemos perdido la
madre, pero estoy seguro de que ella nos ayudará
desde el Paraíso. íEra una santa!...
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