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sentía que renové al Señor el sacrificio de mi
vida por la de mi Padre. Pasó aquel día en acción
de gracias>>.
El mal era realmente grave. El mismo don Bosco
creía llegado su fin y decía una de aquellas
tardes a don Juan Bautista Francesia que llamara a
un notario, pues deseaba dejar arreglados los
intereses de la Pía Sociedad. Decía esto sereno y
tranquilo, dispuesto a cualquier eventualidad.
Francesia rompió a llorar, no dijo palabra y salió
de la habitación. Allí acabó todo; no llamó al
notario.
La fiebre, las erupciones cutáneas, el
abundantísimo sudor, le atormentaban; <>íDios, que provee a las aves del aire,
pensará también en los pobres hijos del Oratorio!
>>Siempre tenía una palabra de consuelo para
todos los que acudían a visitarle>>.
Iban a verle algunos eclesiásticos, hasta de
Turín y de Génova, y todos quedaban edificados de
su piedad y resignación, porque nunca hablaba de
sus males, sino de los de la Iglesia y de la
sociedad, y de la necesidad de trabajar por la
juventud para que no se maleara.
-La enfermedad, decía, que echa a perder al
mundo es la inmoralidad, la incredulidad y el
materialismo, que intenta adueñarse del corazón de
los jóvenes. Para poner un dique a tantos males es
necesario acercarse a ellos, atenderlos y darles
una educación verdaderamente religiosa. Hay que
cuidar las vocaciones y formar buenos y santos
sacerdotes y religiosos que se dediquen, de un
modo particular, a instruir a la juventud. Yo
aseguro que en pocos años las generaciones
mejorarán y la Religión triunfará... Mas, para
alcanzar esta meta, se requiere estar unidos al
Papa, que es el Vicario de Jesucristo; entonces la
juventud volverá a amar el bien, la fe y la
verdad.
El fiel enfermero se dio cuenta muy pronto de
que le servía ((**It10.245**)) de
alivio oír hablar de los primeros tiempos del
Oratorio; y yo, depuso Enría, le hablaba a menudo
de ellos durante la enfermedad...
<<->>Se acuerda, don Bosco, de cuando su madre
le reñía porque no cesaba de admitir nuevos
muchachos? Decíale ella: -No te cansas de admitir
chicos y más chicos, pero >>cómo mantenerlos y
vestirlos? íNo hay nada en casa y empieza a hacer
frío!
>>Me tocó a mí varias noches dormir sobre unas
hojas secas sin más arrimo que una manta pequeña.
>>Y, al llegar la noche, cuando estábamos en
cama, usted, don
(**Es10.229**))
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