((**Es10.182**)((**It10.191**)) Y
sacando del cajón unas liras, las estrictamente
necesarias para el viaje, se las dio y le quitó
las quinientas.
Aquel mismo día don Bosco retocaba de cabo a
cabo la carta circular para la apertura del
colegio de Alassio 1.
Partió don Pablo Albera con sus dos compañeros.
En un bolso de viaje llevaban el equipaje de los
tres. En Génova los esperaban, en el andén de la
estación, algunos señores de la Conferencia de San
Vicente de Paúl, de la parroquia de los Diez mil
Crucificados, con su presidente José Perfumo y
Domingo Varetti. Quisieron éstos que tomaran
enseguida un refrigerio, y luego los acompañaron
hasta la quinta del senador José Cataldi,
alquilada para su vivienda, en Marassi.
Superfluo es decir que resultaron muy duros los
primeros días para aquellos hijos de don Bosco,
que carecían de todo. Más de una noche la pasaron
sobre una silla de madera por no tener todavía una
cama donde descansar. Era una prueba que Dios les
ponía para colmarlos después de sus beneficios.
En efecto, al divulgarse la noticia de la
apertura de aquel centro de beneficencia, donde
los muchachos pobres podrían hallar albergue,
recibir una buena educación y, al mismo tiempo,
aprender un arte u oficio para enfrentarse
honradamente con la vida, no pasó mucho tiempo sin
que acudieran a socorrerlos algunos generosos
bienhechores. También los buenos campesinos de los
aledaños anduvieron a porfía para proveerles de lo
necesario. El señor Prefumo particularmente se
portó siempre como el buen padre de aquellos
pobrecitos, yendo a visitarlos a menudo,
especialmente en vísperas de fiestas solemnes, y
llevándoles algún regalo.
12. Una larga cuestión edificante
Desde 1870 hasta más allá de 1871 hubo una
cuestión entre el Oratorio y el Obispo de Mondoví,
monseñor Juan Tomás Ghilardi, de la orden de Santo
Domingo, con motivo de la adquisición de una
imprenta. La cuestión se sostuvo con tanta
caridad, por ambas partes, que resulta edificante
exponerla exactamente.
Quiso monseñor Ghilardi adquirir una imprenta.
Habló de ello con el caballero Federico Oreglia di
S. Stefano, salesiano, que ((**It10.192**)) se
encargaba de la administración de la imprenta del
Oratorio, adonde el Obispo solía encomendar la
impresión de algunas obritas. Las gestiones
1 Véase: Apéndice a este capítulo, & 4.
(**Es10.182**))
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