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Celebró en Florencia el deseado coloquio y
prosiguió viaje a Roma, en donde, después de
nuevas conversaciones con Lanza y audiencias
particulares con el Padre Santo, llegaba a la meta
que se había propuesto, a saber, la provisión de
prelados en las muchas diócesis vacantes,
especialmente en Italia, puesto que, después de la
toma de Roma, no había habido ningún Consistorio
para tales nombramientos. Este era el gran asunto
que interesaba a todo el mundo, como escribía don
Miguel Rúa y como él mismo declaraba ((**It10.170**)) en la
fiesta de san Juan Bautista de 1872; el gran
asunto en que, por voluntad del Papa, cooperó
celosamente hasta con la elección de muchos
candidatos al episcopado.
1/VII/1871
Queridísimo Rúa:
He tenido dos audiencias con el Padre Santo y
he tratado todo de la manera más satisfactoria.
Esta tarde salgo para Florencia, donde me detendré
dos días para recoger algún dinero, si me es
posible.
Di a don Angel Savio que adelante las obras de
la iglesia de San Juan Evangelista. Creo que
podremos fijar la fiesta de san Luis para el día
16 de los corrientes.
Saluda a nuestros queridos muchachos: diles que
estoy impaciente, por verlos. El martes [4 de
julio] espero estar con ellos y les contaré muchas
cosas; les agradezco las oraciones que han hecho
por mí; yo los he encomendado a Dios todos los
días en la santa misa. Ahora se trata de un asunto
que interesa a todo el mundo, cuyo buen resultado
depende de las oraciones y de la guerra contra el
pecado. Animo, pues.
Desde Florencia te notificaré la hora de mi
llegada, pero recomienda a todos que no hagan
ninguna fiesta a mi regreso: Non est conveniens
luctibus ille color (no conviene ese color en los
pesares).
Salúdame a Goffi y a don Joaquín Berto. Que
Dios bendiga a todos. Siempre tuyo.
Afmo. en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.
P.D.- Háganse las diligencias necesarias para
el rescate de Ambrosio Sala del primer Regimiento,
tercera Compañía.
Vete a la Sagrada Familia de San Donato para
ver si fue recibida una chica llamada Avalle, por
la que me obligué a pagar cuatrocientas liras, si
era aceptada. Necesitaría me escribieras a
Florencia, para mi norma. Está protegida por el
comendador Bona.
8. Fiesta de la gratitud
No quiso a su vuelta ninguna demostración de
regocijo, pero, en compensación, quizás al domingo
siguiente, se celebró con gran
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