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que no requiera el inglés, se lo pediría de
corazón. Nunca le he dirigido la palabra, ni
tampoco él me ha hablado; y, sin embargo, es el
único en toda la casa que suplico (cae de su peso,
entre los clérigos) y éste es el señor Chiala.
Cualquiera que sea el resultado que tenga en el
inglés, agradeceré mucho a su Reverencia que me lo
dé y a mí en particular. Pero, ahora, me sobraría.
>>Qué tendremos que hacer si no contamos con
Duffy?
Al pasar por Londres o por Irlanda, buscaremos
uno y nos llevaremos al que veamos dispuesto a
unirse con nosotros.
Punto tercero.->>Cuándo, de qué modo y por qué
camino partir? Esta cuestión no está en absoluto
fuera de lugar y tiempo, y no es de escasa
importancia, como parece: hay cosas pequeñas que
crean contratiempos y obstáculos, cuyas
consecuencias resultan graves.
>>Cuándo saldremos? Si todo estuviese preparado
al llegar la respuesta, quedan provisiones por
hacer, disposiciones que dar y, para solicitar
todo esto, nunca se tardará menos de quince días,
y ya nos encontramos a mediados de mayo. Una
semana más de preparativos personales y envío de
baúles y cajas a pequeña velocidad a Génova para
Nueva York. Ida y vuelta mía a Génova y estamos a
fines de mayo. La salida, por mucha prisa que nos
demos, no puede efectuarse antes de final de mayo.
No conviene retrasarla más tiempo, en atención
al que tiene que volver; porque, para llegar a
Savannah, se necesitan, cuando menos, veinticinco
días; pero en realidad, por lo que diré, hacen
falta treinta y cinco días.
Si salimos de aquí el día primero de junio,
llegaremos a Savannah el cinco de julio. Dos meses
largos de estancia y con eso estamos a cinco de
septiembre, antes de que el Rvdo. Padre pueda
partir; pasa en el mar del diez al veinticinco de
dicho mes, y está aquí de vuelta el día primero de
octubre.
Después de esta fecha el mar ya no resulta tan
fácil. Por esto he llamado la atención al cuándo,
para que no se pierda el tiempo.
Otro motivo. Hay que dar también importancia a
esta partida, con la mayor solemnidad posible. Los
motivos son varios.
Si todo está preparado, se podrá hacer que
coincida con la clausura ((**It10.1365**)) del
mes de mayo, para solemnizar una fecha con la
otra. Mejor aún, si pudiese hacerse caer en el día
de Pentecostés, 24 de mayo.
Organización de la salida.-Una vez preparado
todo, yo llevo los baúles a Lanata, en Génova,
para que los envíe a Nueva York, o se entregan
aquí para enviarlos a Londres, en Oficinas de la
Ancor Line a pequeña velocidad, pues de otra
manera cuestan un horror; y no nos queda más que
lo que se puede llevar a mano.
Dado que la salida desde Puerta Nueva es a las
nueve y veinte, conviene que la función esté
terminada a las ocho y media de la mañana y, como
es larguita, debe comenzar a las seis.
Dejo al Superior los pormenores de la función
de despedida. Yo me limito únicamente a indicar lo
que puede hacer conmovedora esta función.
Se hace una invitación previa al pueblo, con
los consabidos avisos, y también con el anuncio en
algunos periódicos. Aquel día, por la mañana se
oye la santa misa, celebrada con especial
solemnidad. Los misioneros que parten están
arrodillados en un reclinatorio distinguido
delante del altar. Un predicador sube al púlpito
para dar una idea emocionante de lo que es el
misionero.
Después el Superior, o el Arzobispo, sube al
altar, dice unas palabras a los misioneros,
bendice su crucifijo y se lo pone al cuello sobre
el pecho (el misionero
(**Es10.1252**))
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