((**Es10.1246**)
(Traducción al castellano)
III
Al Ilustrísimo y Reverendísimo señor don Juan
Bosco, sacerdote ejemplar, a su llegada a
Beinasco, el clero y el pueblo. Año del Señor 1874
POEMA
A ti, que vuelves de Roma, te reciben el
párroco, el clero y el pueblo de Beinasco. íSalve,
gran sacerdote! Ni mi voz, ni mis versos pueden
darte las debidas gracias, íoh protector del clero
y dulce honra de la Patria!
Pues así como aquellos ancianos temían mirar
cara a cara a Moisés, que bajaba de las escarpadas
cumbres del monte, no de otro modo se alegran
nuestros ánimos al venerar ahora tu persona; si
bien quede la causa del temor.
Si un ángel habló a Moisés palabras
celestiales, el mismo ángel suele ahora confiarte
muchos mensajes.
Los ángeles Rafael, Miguel y Gabriel, han
bajado del cielo, pues el Papa Pío nos transmite
todos los mensajes de éstos: Miguel y Gabriel le
dan la voz, el ánimo, la fuerza y los piadosos
sentimientos de virtud que guarda su pecho, porque
Miguel le da las armas, probadas en el Cielo y
largamente después, con las que, ya entonces,
expulsó a Lucifer y a sus compañeros. El Papa de
Roma, Pío, tiene ahora esta misión: perdonar a los
humillados y abatir a los soberbios.
Y, con frecuencia, Rafael, médico,
compadeciéndose desde el Cielo, del género humano,
trae a Pío eficaces medicinas y le aconseja
clemencia de ánimo y amor a los desgraciados, pues
también el mismo Dios se compacede con amor y
perdona.
Aún más: semejante y representante de Dios, Pío
pide, con ruegos, todos los bienes y, haciendo las
veces de Dios, los distribuye. Del mismo modo que
Moisés fue el más compasivo de todos y mereció ver
a Dios cara a cara y, como un hombre habla con
otro, habló Dios con su amigo Moisés, así el Papa
Pío habla ahora contigo, puesto que él, que
conocía tu mansedumbre, se te brinda y se te hace
amigo complaciente.
Como la piedra imán infunde en el hierro la
virtud de atraer, del mismo modo el Papa Pío
infunde en ti las virtudes con su palabra.
Aclarando y resumiendo, voy a detenerme en la
primera comparación: como Moisés mostró su faz
resplandeciente con dos rayos de luz por su
coloquio con Dios en el monte, y quedó muy
semejante al mismo Dios, y los ancianos temieron
mirarle, así el Papa Pío, que hace las veces de
Dios, se te manifiesta a ti, que moras en el monte
santo, y te hace semejante a sí mismo.
Por tanto, Dios y el Papa Pío te han enviado
-así lo suplicamos- ((**It10.1358**)) y en
ti honramos a los dos juntamente.
Con permiso de la Autoridad eclesiástica. Turín
1874. Tipografía del Oratorio de San Francisco de
Sales.
(**Es10.1246**))
<Anterior: 10.1245><Siguiente: 10.1247>