((**Es10.1225**)
1. Don Bosco advirtió que las Iglesias y los
edificios destinados al servicio de la Iglesia no
pagan derechos de sucesión.
2. En cuanto a las obligaciones que tiene con
varias personas, se deben dejar sin fecha hasta su
muerte y entonces poner en ellas la de unos días
antes, y registrarlas antes de que transcurran
veinte días después de la fecha.
3. Durante el 1887 recomendó varias veces a don
Miguel Rúa que ayudara al sobrino Francisco a
saldar las deudas contraídas en la división de
bienes con el hermano Luis y en los otros asuntos,
si fuese necesario.
Sus atenciones con los parientes, aun en las
excepcionales circunstancias en que se encontró,
fueron las de los más grandes santos.
Al principio del curso 1870-71 había hecho
ingresar en el Colegio de Lanzo a su sobrinito
José Bosco, hijo de Francisco, pagando la pensión
normal. El niño, que todavía no había cumplido los
ocho años, como no iba bien en los estudios,
volvió a su casa. En octubre de 1873 ingresó en el
Oratorio y, como tampoco allí aprovechaba, dejó
los estudios, volviendo a I Becchi. Y el Santo,
muchos años después, y precisamente hacia el
término de sus días, decía humildemente a don Juan
Bautista Lemoyne:
-Envié a mi sobrino a tu colegio por estar tú,
seguro de que, por ser tan amigo mío, le
prodigarías los mayores cuidados. Esperaba que
saliera bien. ((**It10.1337**)) Yo
estaba tranquilo. Cuando supe el resultado de los
exámenes, experimenté una gran pena y decía para
mí: <<>>Pero este director no ha pensado que el
niño era mi sobrinito y que se lo había confiado
especialmente a él? >>Por qué descuidarlo así:
>>Por qué todos los del colegio no trabajaron para
lograr que alcanzara por lo menos una nota media?
>>Por qué tuvieron tan poco miramiento conmigo?>>.
Y absorto en estos pensamientos, determiné en el
acto ponerlo a pensión con un sacerdote amigo mío,
en la comarca de Bra, donde me parecía que le
tendrían todos los cuidados posibles y así saldría
a flote. Pero de pronto, volviendo en mí, dije
para mis adentros: <<íMira cómo el afecto a tus
parientes te arrastra a semejante resolución! >>Y
eres tú el que predicas a los otros el desapego de
los parientes? Aun cuando no tuvo éxito, debo
pensar que el director y los demás cumplieron su
deber. No pensemos ya en este asunto. Dejemos que
las cosas sigan el camino que les marca la
Providencia>>. Hubiera deseado que viniese a la
Congregación alguno que llevase mi apellido y me
perteneciera también por vínculos de sangre. No
será así, porque quizás esto no le agrada al
Señor. Y llevé la paz a mi corazón, dejando que
las aguas corrieran tranquilamente por su cauce.
(**Es10.1225**))
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