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Por la solemnidad del Santo Rosario fue a I
Becchi como siempre. He aquí algunos recuerdos de
Eulalia Bosco, una de sus sobrinas.
<((**It10.1320**)) >>Las
niñas esperábamos con ansia la llegada del tío,
porque siempre nos traía un regalito, las más de
las veces fruta (preciosas peras), o caramelos;
pero no nos los repartía sino después de unas
preguntas de catecismo, o tras habernos mandado
hacer la señal de la cruz, que para él nunca
estaba bastante bien hecha.
>>Tendría yo unos ocho años (Eulalia nació en
1866). Recuerdo haberme acercado a don Bosco
mientras hablaba con mi papá, seguramente de
asuntos importantes y tirándole de la sotana, le
pregunté:
>>->>Tío, seré yo monja?
>>Mi papá me miró seriamente, como para hacerme
comprender que no era el momento de molestar; pero
yo repetí la pregunta por segunda y tercera vez, y
finalmente el tío, sonriendo, me contestó
afectuosamente:
>>-Sí, tú serás monja; pero ítienes que comer
todavía muchos panecillos!...
>>En agosto de 1881, sigue contando madre
Eulalia, fui a Nizza para hacer ejercicios
espirituales. Me encontré allí con mi tío, el
cual, apenas le saludé, me dijo:
>>-Tu hermana María deseaba entrar de
postulante este año, pero la Virgen la quiere
consigo en el paraíso y en su lugar te quiere a ti
aquí.
>>Quedé sorprendida, porque desde los ocho años
nunca más pensé ni deseé hacerme monja; y muy
lejos de pensar que mi hermana estuviese mal,
contesté:
>>-íNo, no! María no se va a morir, porque la
mamá me ha escrito que está mejor, y yo no quiero
hacerme monja.
>>Pero él repitió:
>>-María irá al paraíso y tú... te harás monja.
>>Y añadió:
>>-Cuando el pez está en la red, no hay que
dejarlo escapar.
>>Me eché a llorar y apresuré la vuelta a casa
para ver a mi hermana que, desgraciadamente, moría
tres días más tarde.
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