((**Es10.1196**)
Escribo también al Vicario de San Nicolás en el
sentido correspondiente a su carta.
No he escrito en latín ni en español, pues
observo que V. S. escribe a las maravillas en
italiano.
Me encomiendo junto con mi familia a las santas
oraciones de V. S. y a las de S.E. el señor
Arzobispo y, presentando a los dos mis humildes
respetos, con profunda veneración considero un
máximo honor para mí poderme profesar,
De V. S. Rvma.
Atto. y humilde servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It10.1304**)) Al
párroco don Pedro Ceccarelli repetía claramente
que el único deseo de los Salesianos era trabajar
en el sagrado ministerio especialmente en favor de
la juventud pobre y abandonada, porque la
catequesis, la escuela, la predicación, los campos
de juego, los asilos, los colegios, constituyen
nuestra mies principal. Le agradecía su caridad y
su celo verdaderamente desinteresado y le rogaba
que siguiera en San Nicolás al menos hasta que los
noveles misioneros hubiesen adquirido suficiente
conocimiento de la lengua y de las costumbres del
país para poder promover la mayor gloria de Dios.
Día del Nacimiento de
Nuestro Señor, 1874
Ilmo. y Rvmo. Doctor Pedro Ceccarelli, Párroco,
Vicario Foráneo de San Nicolás, Buenos Aires.
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo esté
siempre con nosotros. El comendador Carlos
Gazzolo, Cónsul de la República Argentina en
Italia, nuestro amigo y bienhechor, me ha
comunicado su respetable carta, en la que da su
beneplácito para una misión de los Salesianos en
su parroquia.
Con caridad y celo verdaderamente desinterado,
como es sabido entre nosotros, ofrece V. S. su
casa, su parroquia y su apoyo a estos mis hijos
espirituales, que la divina Providencia quiso
confiarme. No se necesita nada más ara realizar
nuestro proyecto, porque nuestro único deseo es
trabajar en el sagrado ministerio, especialmente
en favor de la juventud pobre y abandonada.
Catequesis, escuela, predicación, campos de juego,
asilos, colegios, constituyen nuestra principal
mies.
He escrito, pues, a S. E. el Arzobispo que
acepto en principio el proyecto y le hice notar
que sería muy útil tener un Asilo en Buenos Aires,
adonde pudieran dirigirse los religiosos nuestros
que llegaran, o debieran recibir órdenes o
disposiciones para el sagrado ministerio. Me
pongo, pues, en sus manos y le enviaré en su día
los sacerdotes, clérigos, laicos, músicos,
artesanos, que V. S. me diga son necesarios.
Pero le ruego continúe ahí su estancia, al
menos hasta cuando los recién llegados tengan
suficiente conocimiento de la lengua y costumbres
para promover la mayor gloria de Dios. >>Quién
sabe si, siguiendo los Salesianos su ejemplo, su
celo y sus consejos, no llegará V. S. a ser su
Superior efectivo? En fin, le ruego desde este
momento
(**Es10.1196**))
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