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((**Es10.1190**) de dicha Comisión, también es Presidente de la Conferencia de San Vicente Paúl y Presidente de la Administración de los bienes de la Iglesia, totalmente afecto al Papa Pío IX, a quien suele enviar su óbolo de cinco mil liras cada año, y aún más. Pues bien, este hombre está entusiasmado con los Padres Salesianos y me dice que se compromete a entregar de su bolsillo todo lo ((**It10.1297**)) que necesiten los mencionados Padres. No le hablo, Excelencia, de mí, porque me conoce y sabe el amor que tengo a mis hermanos en Jesucristo, por los que estoy dispuesto a dar todo lo que tengo y que, dado el caso, sabría, con la ayuda de Dios, sacrificar para ellos mi posición y mi vida. íQué beneficios redundarán en favor de esta mi parroquia! Estoy seguro de que la renovarán y que el pueblo, que se creará, alabará al Señor como dice el Espíritu Santo: et populus qui creabitur, laudabit Dominum. íQué felicidad para mí ser instrumento en manos de la Providencia, para que la nueva Congregación Salesiana se difunda, llena de vida, por el nuevo mundo! íEstablecida por privilegio especial del Altísimo en mi querida patria, conocida en la hermosa y católica Turín, crecida a la sombra del Vaticano y regada con el rocío de la virtud, bendecida por la mano del Infalible Pontífice de la Inmaculada, se trasplanta a esta ciudad hermosa, sonriente y comercial para extenderse después por toda América del Sur! Su Excelencia conoce muy bien esas campiñas remotas y sus costumbres, sus inclinaciones, su clima y las personas que las habitan; conoce también a fondo a la pobre persona que le escribe esta larga carta y las poderosas relaciones que ha contraído: pues bien, todo, absolutamente todo lo pondré en acción para la expansión de esta bendita Congregación, utilísima en todas partes, pero muy necesaria en América, que muere de hambre por una educación sólida, católica, romana. Una vez establecida en San Nicolás resultará muy fácil extenderla, porque los americanos, conocida la importancia de dicha Congregación, la amarán y protegerán materialmente, porque nunca falta el favor divino a esta Congregación. Los Obispos de Paraná, Salta y San Juan no tienen sacerdotes suficientes para seminarios diocesanos; con la ayuda de Dios yo les podré proponer a los mencionados Rvmos. Obispos y espero los aceptarán. Por ahora contentémonos con nuestro <>. El contrato, o mejor dicho, las condiciones con las que se entrega el Colegio, son todas favorables para los mencionados Padres, y el Presidente de la Comisión popular se las dirigirá a V. E. esta semana, firmadas por el mismo Presidente y por el Secretario, y espero sean aceptadas. A mi entender, el Rvmo. Padre Bosco debería, si puede, establecer su bendita y santa Congregación en San Nicolás, elegir a los jóvenes más aptos para aprender la lengua española, los cuales, desde el momento en que reciban la noticia de la aceptación, tendrían que dedicarse de lleno al estudio de dicha lengua. Yo mismo los alojaré a todos en mi casa, los informaré acerca de las costumbres, me haré uno de ellos para ayudarlos durante los primeros meses en la enseñanza y después fomentaré la estimación, el afecto de las familias a los recién llegados y acabaré la obra que Dios me ha confiado. Es un deseo ardiente, es un voto sincero, que quisiera ver realizado hoy mismo; y se realizará por estar fundado ((**It10.1298**)) en los designios de la Providencia, que, por caminos ocultos a la humana inteligencia, conduce a término con suavidad y fortaleza sus mayores empresas, sirviéndose de medios mezquinos, para que resalte más el poder de Dios. Cierro esta carta rogando a V. E. dé conocimiento del contenido de la misma al Rvmo. Padre General, don Juan Bosco, y se interese para que los mencionados Padres (**Es10.1190**))
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