((**Es10.1188**)
Simultáneamente el señor Arzobispo, sabedor de
que en San Nicolás de los Arroyos, por iniciativa
de una Comisión popular, presidida por un piadoso
y venerando octogenario, el caritativo Francisco
Benítez, se estaba terminando la construcción de
un colegio para jovencitos, comunicaba la carta de
Gazzolo al párroco de San Nicolás, doctor don
Pedro Ceccarelli, y éste, que era buen amigo del
Cónsul, se apresuró a manifestarle su
satisfacción.
Buenos Aires,
26 de octubre de 1874
Muy señor mío y amigo:
Su Excelencia el señor Arzobispo de Buenos
Aires, doctor don Federico Aneiros, se ha dignado
comunicarme la carta oficial que V. S. Ilma. le
envió con fecha del 30 de agosto p.pdo.,
proponiéndole los beneméritos Padres de San
Francisco de Sales, pertenecientes a la nueva
Congregación religiosa, fundada por el sapiente y
santo sacerdote don Juan Bosco, y me ha enviado la
respuesta, que, por medio del Secretario General,
doctor don Antonio Espinosa, le ha enviado el día
10 de este mes, encargando a V. S. que escriba a
la Cofradía Mater Misericordiae pidiendo la
iglesia para dichos Padres.
((**It10.1295**)) He
tenido la indescriptible satisfacción de hablar
largo y tendido con S. E. R. el señor Arzobispo
sobre el celebérrimo don Bosco y el espíritu que
da vida al Instituto que ha fundado; tuve también
el sumo gusto de encontrar en Monseñor un deseo
ardentísimo de ver en esta su vastísima
Archidiócesis a esos Padres, tan hábiles y santos
obreros en la viña del Señor. Me ha encargado me
ocupara de este asunto y que lograra su éxito,
dándome todas las facultades del caso.
Me he enterado de la carta oficial que V. S.
escribió al señor Arzobispo y verdaderamente el
Instituto del Rvmo. don Bosco podría propagarse en
estas remotísimas e inmensas llanuras para mayor
gloria de Dios y provecho de las almas. La ciudad
de Buenos Aires es grande, comercial, puerto de
mar; en ella se albergan casi todas las sectas y
dominan todas las religiones; por eso, en mi
opinión, los Padres del Instituto encontrarían
serias dificultades. San Nicolás de los Arroyos,
en cambio, me parece que sería el punto donde
podría el Instituto fundarse y propagarse
maravillosamente, por ser una ciudad pequeña y
eminentemente católica, situada en la margen
derecha del hermosísimo río Paraná, con excelente
clima, aire salubérrimo, comercio próspero, moral
sana y con la religión católica triunfante. V. S.
sabe que San Nicolás es la primera ciudad, después
de Buenos Aires, en el Arzobispado, cabeza de
distrito de los Tribunales Civiles, Criminales,
Comerciales, de primera instancia y de Apelación
para el Departamento del Norte. Tengo yo el gusto
de ser el párroco y el vicario de Monseñor en San
Nicolás, y, con el auxilio de Dios, creo poder
hacer todo en favor de mi parroquia para estos
reverendos Padres.
V. S. sabe cuánto me aprecian estos queridos
hijos míos y los progresos de esta mi ciudad, de
modo que puedo asegurarle el éxito de nuestro
asunto. Por mi parte creo innecesario declarar mi
entrega a estos reverendos Padres y manifestarles
la buena disposición que me anima, puesto que
desde este mismo momento me dedico a esta obra de
Dios con toda mi alma y que para realizarla estoy
dispuesto a ceder también la parroquia y la
vicaría en su favor. Somos cinco sacerdotes los
que trabajamos día y noche y, sin embargo, podemos
repetir: Messis quidem multa, operarii
(**Es10.1188**))
<Anterior: 10.1187><Siguiente: 10.1189>