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obtenido la aprobación de la Diputación Provincial
y, por tanto, no faltaba más que el Real Decreto.
Añadía: <>.
Afortunadamente, en 1938 volvía a ser nuestra
aquella casa, digna de perpetuo recuerdo para
nosotros, y era destinada a aspirantado para
clérigos misioneros.
6. Por última vez en San Ignacio
Pasamos ahora a exponer la correspondencia
epistolar del Siervo de Dios, junto con otras
memorias interesantes, en orden cronológico.
No se puede leer ninguna carta de don Bosco sin
edificación y sin elevar la mente a Dios.
Escribía a la condesa Callori:
Mi buena Mamá:
Pocas líneas solamente, pero no quiero que la
carta de tan buena mamá quede sin contestación. He
recibido su cartita y bendigo al Señor por haber
alejado las desgracias de su señora ((**It10.1278**)) hija.
Seguiré implorando los continuos favores celestes.
Todos los días se hacen especiales oraciones ante
el altar de María Auxiliadora.
Dios les bendiga, a usted y a toda la familia
Medolago. Créame en Jesucristo.
Turín, 2-5-1874.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Rebosante de cordial familiaridad con todos sus
bienhechores, escribía al barón Carlos Ricci des
Ferres:
Queridísimo Barón:
Le envío una cartita para el señor conde
Eugenio, que ruego tenga a bien incluir dentro de
otra suya cuando haya ocasión.
Se lo agradezco y, mientras aseguro a usted y a
la señora baronesa Azeglia que recomendaré a los
dos en mis pobres oraciones, me encomiendo a las
suyas, que ciertamente son más fervorosas,
mientras me profeso agradecido,
De V. S.
3-6-1874.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
P. D.-Haga el favor de decir a la baronesa
Azeglia que incluya la carta que le remito
adjunta, cuando escriba a Beaumesnil.
(**Es10.1172**))
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