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Mientras estaba don Bosco en Roma, recibió
también la visita de un misionero apostólico,
procedente de los Estados Unidos, don John
Bertazzi. Hacía años que éste estudiaba la manera
de abrir en Savannak un colegio-seminario, cuyos
alumnos pudieran hacer los estudios hasta la
teología. Antes de salir para Roma con este fin,
el obispo, monseñor Gross, le había encargado que
buscara unos religiosos, que le pudiesen ayudar a
levantar un seminario diocesano, destinando para
aquella empresa setecientos acres de terreno (un
acre equivale a cuatro mil cuarenta y seis metros
cuadrados) con cuya renta se cubrirían los gastos.
Y él empezó a pensar que se podría abrir un
colegio para satisfacer el deseo de los ciudadanos
de Savannak, con algunos puestos gratuitos y, al
mismo tiempo, el seminario, pues las buenas
pensiones de los colegiales servirían para
mantener el personal del colegio y del seminario.
<((**It10.1271**))
>>Bendito sea mi atrevimiento, escribía después a
don Bosco, de manifestárselo a usted; pero no fue
precisamente atrevimiento; tan pronto como me
encontré con usted en Roma, me sentí cautivado por
su bondad, me sentí suyo. A mí me habían
encaminado hacia los Jesuitas, con una carta para
el padre General, pero, habiéndola perdido en
Foligno, juntamente con la cartera y el dinero
(íProvidencia de Dios!), no me atrevía a
presentarme al Secretario; y por eso llegué a
usted, mas sólo para que me ayudara a obtener el
pasaporte, si se acuerda, y no le hablé de otra
cosa.
>>Habiendo resultado inútiles las pesquisas
para la cartera, escribí todavía a usted sobre
ella, y accidentalmente le hablé en la carta del
encargo que yo había recibido en Savannak. Dispuso
el Señor que esto fuera según sus deseos; y me
invitó a conferenciar, y la conferencia terminó
con que yo salí de ella hijo suyo>>.
Don Bosco estaba todavía estudiando cuál era el
campo de misión que le había mostrado el Señor e
invitó a don John Bertazzi a que fuera a Turín y
se hospedase en el Oratorio para exponerle la
misión que debían realizar los Salesianos en
Savannak.
El padre Bertazzi obedeció. Pasó unos cuantos
días en Valdocco y, cuando don Bosco estuvo de
vuelta, le entregó un amplio escrito en el que se
exponía cuanto ansiaba.
Se consideraba feliz de hacerse él también
salesiano, mas para volver a las misiones, junto a
un Obispo a quien amaba entrañablemente,
(**Es10.1166**))
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