((**Es10.1152**)
De Cristo es Vicario y llámase Pío:
Te llamó en el Monte y te entregó la
ley.
La ley que a tu nueva y audaz
compañía
De Sión la defensa segura confía,
Juan, íálzala al aire!: guerreros
del cielo
Doblad vuestras frentes al nuevo
Moisés.
Y al punto, ondeando banderas
invictas,
Ligeros al río Jordán: íadelante!,
Que Abari y Cadés mirarán al
triunfante
Caudillo que es guía de la juventud.
Y luego, entre rosas y palmas y
olivos,
A Juan cantad himnos ardientes,
festivos:
El día solemne del Santo Bautista
Celébrese el mérito de tanta virtud.
En día tan bello, oh jóvenes leones,
Alzad en Hebal un altar al Eterno;
Subid al Garízim, tocad allí el
cuerno
Llamando a la altura a la inmensa
legión.
Poned sobre el ara la nueva ley
nuestra.
Sobre ella tended como un arma la
diestra:
Jurad como fieles, jurad cual
valientes;
Que muere, mas no huye del cielo el
campeón.
J. Bt.¦ L.
Evidentemente, tanto la simple alusión al
<>, que se leía en el himno para el
regreso del Santo de Roma, como la detallada
descripción poética que hizo de él en la oda que
acabamos de presentar, fueron inspiradas a don
Juan Bautista Lemoyne por el Carmen de Beinasco,
compuesto por un autor que nos es desconocido e
impreso con aprobación eclesiástica.
((**It10.1255**)) Sin
duda que podían parecer exageraciones a quien no
conocía íntimamente al Santo, la vida que hacía y
las continuas bendiciones que recibía de Dios, y
más todavía, a quien buscaba la más nimia ocasión
de crítica. Las fiestas que se hacían el 24 de
junio tenían tal esplendor que, incluso don
Francisco Giacomelli, su confesor, declaraba en el
Proceso Informativo:
<>.
La fiesta de san Luis, celebrada el día 28 de
junio, resultó también solemnísima. Fue prioste de
la misma el caballero Juan Frisetti,
(**Es10.1152**))
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