((**Es10.1122**)
manuales de oración, publicados hasta ahora, éste
de don Bosco es el que más se acomoda a la
inteligencia, a las necesidades, a la piedad
universal...
La presente y última edición contiene, además,
la ventaja de importantes añadiduras. Merecen
especial mención, entre éstas, los quince
capítulos, en forma de diálogo, con que el piadoso
y docto autor trata los fundamentos de la Religión
Católica...
Otra prueba del apostolado que don Bosco
realizaba con la buena prensa era su decisión de
publicar, además de las obras de los clásicos
latinos, expurgados para no despertar malos
pensamientos en la mente de la juventud, una
colección de escritores ((**It10.1222**))
latinos cristianos, para introducirlos en las
escuelas católicas; ya había encargado al profesor
don Juan Tamietti que preparara el primer número.
Así lo declaraba él mismo al autor de un librito,
que se estaba imprimiendo en el Oratorio, cuyas
pruebas había leído.
Muy querido profesor, doctor Belasio:
He leído y meditado su importantísima obrita
titulada La verdadera escuela para poner en buen
camino a la sociedad. Todo lo he encontrado a mi
gusto. La atrayente exposición, que enamora del
tema, los nobles conceptos, los grandes proyectos,
la riqueza de erudición que da seguridad y, más
aún, el buen sentido práctico, tan ajustado en
esta cuestión vital, muestra con maravillosa
facilidad, en pocas páginas, cómo se puede llevar
a cabo una de las más importantes reformas pedidas
por el actual estado de la sociedad. Por esto
celebro y bendigo este trabajo como una luz
precursora de la aurora sonriente del día de la
misericordia del Señor, que esperamos próxima para
consuelo de la Iglesia.
Con el corazón en la mano le digo que, si no le
considerase ya como a un antiguo y afectuoso
amigo, le miraría ahora como tal por haber
expuesto en su obrita, de manera tan brillante,
las ideas que hace ya años estoy acariciando, y
por haber realizado mi plan, de modo que la adopto
cual si fuera obra mía. Añado que, dado que ya
estoy imprimiendo una colección de clásicos
latinos y escritores cristianos para introducirlos
en las escuelas católicas (que se deben renovar
totalmente), admito su opúsculo como introducción
de la misma, ya que mis óptimos colaboradores son
también del mismo parecer.
Que el Señor nos sea propicio, para que, con el
intento de introducir los autores clásicos
cristianos, podamos destruir con la verdadera
Religión los desvaríos de los paganos en las
escuelas de la juventud estudiosa o al menos
preservarla de su maligna influencia.
Créame con verdadero aprecio,
De V.S.
Turin, 6 de noviembre de 1873.
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es10.1122**))
<Anterior: 10.1121><Siguiente: 10.1123>