((**Es10.1096**)
y con buen resultado, como pueden atestiguarlo
conmigo os tuvieron ocasión de conocerle de cerca.
No creo que pueda atribuirse este imprevisto
cambio del joven Racca más que a una gracia
singular, con la que quiso favorecerle la Virgen,
a la que profesaba una devoción ternísima, que
nunca dejó de infundir y recomendar
encarecidamente a todos los que trataban con él...
Otro caso singular le ocurrió más tarde cuando
se le invitó a presentarse a exámenes para recibir
las Ordenes Sagradas. Le parecía imposible
prepararse convenientemente por falta de tiempo,
mas, para contentar a los superiores, se puso a
estudiar. Como estaba convencido de que no
lograría buen resultado por sí mismo se encomendó
a la Virgen, y <<íoh, prodigio!, de improviso se
dio cuenta de que todo lo que leía lo retenía en
la memoria. Hasta el punto de que en un solo día
se encontró muy bien preparado y dejó maravillados
a los examinadores y a sí mismo. Estaba tan
contento con la gracia recibida que no la supo
ocultar; la contó, primero en la clase, sin
mencionar el que había sido favorecido por la
Virgen, pero después, en el recreo, no pudo callar
que era él mismo el agraciado; y eso para excitar
cada vez más a confiar en el poder de María
Auxiliadora>>. Así lo atestiguaba don Gabriel
Fiocchi.
La devoción de don Pedro Racca a la Virgen fue
realmente singular.
<>.
<((**It10.1195**))
interior jaculatorias y cantando en voz baja loas
a María, a la que saludaba repetidas veces, con
gran gusto, al pasar ante una imagen pintada en la
pared de una casa del camino.
>>En sus últimos días, cuando ya no podía
moverse de la cama, el buen sacerdote tenía en sus
manos un crucifijo, que besaba a menudo
(**Es10.1096**))
<Anterior: 10.1095><Siguiente: 10.1097>