((**Es10.1078**)
No tenemos más detalles de la fiesta de san
Juan que unas poesías, que le leyeron o
entregaron. Una de ellas, escrita por un joven de
los Oratorios festivos, decía así:
Escucha, padre bueno: yo había
preparado
para hoy mi saludo de
agradecimiento.
A decírtelo vine ligero como el
viento.
Y, al llegar, el destino... me
había traicionado,
pues no pude el discurso
rescatar del olvido.
YO TE AMO!... tan sólo recordar
he podido.
((**It10.1175**))
Tenemos también un himno, publicado para su día
onomástico, sin mencionar el año en que fue
ofrecido; lo incluimos en el apéndice, pues lo
consideramos del año 1873 1.
Tampoco ha llegado hasta nosotros mención
alguna acerca de la declaración hecha el año
anterior, con referencia a los avatares de la
Iglesia:
<>, pero podemos imaginar que querría
referirse a la supresión de las casas religiosas
en la provincia de Roma, dispuesta por decreto
real, firmado en Turín el 19 de junio de 1873, y a
la esperanza de éxito de las gestiones iniciadas
en favor de las Temporalidades de los Obispos; o
también a la precaria salud del Papa, que, por las
oraciones de los fieles, se restableció del todo.
Hay también una poesía, inédita, de don Juan
Bautista Lemoyne, escrita no sabemos qué año, que
termina así:
Un día dijiste que amarga una
lágrima
o alegre sonrisa el Señor acogía.
Caliente tu llanto en mi alma
sentía;
mas el día alegre, >>lo sentiste
tú?
Del padre querido la fiesta
onomástica
sea el día alegre que Dios nos
envía.
íFuera todo llanto! íVenga la
alegría!
Cumple este deseo, divino Jesús.
Como se conocían los apuros económicos en que
se encontraba, el padre Oreglia de la Compañía de
Jesús, con las debidas licencias de los superiores
y el deseo de atestiguarle su buena voluntad de
1 Véase Apéndice n. II.
(**Es10.1078**))
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