((**Es10.107**)
-Prepárese y dé por terminado el asunto.
Presentaremos su respuesta al Ayuntamiento y será
aprobada sin más en la primera sesión. >>Quién
podrá oponerse a un convenio tal?
Y añadió don Bosco:
-Ustedes dan por terminada la cuestión y yo, en
cambio, no la considero ni empezada.
->>Cómo se entiende? Ya verá cómo dentro de
unos días todo está concertado. >>Quién no
aceptaría, asegurándonos usted que mantendrá tan
crecido número de muchachos? Nadie más que usted
se atrevería a embarcarse en semejante empresa por
setenta mil liras.
-Pues bien; ya lo verán ustedes: ni aunque don
Bosco se prestase a mantener a quinientos
muchachos por setenta mil liras al año, se
aceptaría su propuesta.
->>Y eso por qué?
-Porque este proyecto no favorece al que quiere
sacar tajada. íCuántos habrán hecho ya sus
cálculos para que les toque alguna partecita en la
enseñanza y en las oficinas de la
administración...!
Hubo risas, se lanzaron mil exclamaciones, pero
aquellos señores se marcharon persuadidos de que
todo estaba ya arreglado. Mas ((**It10.108**)) don
Bosco había acertado. Los más influyentes del
Consejo Municipal no le escatimaron elogios, pero
al fin... determinaron que no se podía aceptar lo
que quería, porque, como estaba relacionado con
los Jesuitas y con el Papa, iba en contra de sus
sentimientos liberales.
Pero la verdadera razón de la negativa fue la
señalada por don Bosco. Se confió la dirección a
elementos laicos. En junio de 1872 se abrió el
instituto con setenta alumnos y muy pronto
sobrevino una crisis económica. Inmediatamente se
intentó reanudar las gestiones con nuestro
Fundador, pero éste juzgó inútil toda discusión,
porque, a la postre, se llegaría a las mismas
conclusiones de la primera vez, puesto que en el
reglamento, aprobado el 19 de julio de 1871, se
decía que los alumnos serían educados en el
ejercicio de los actos de piedad que se consideran
necesarios, pero que irían a misa sólo los
domingos, y que los alumnos no católicos serían
educados según las normas y prescripciones de los
ministros de su religión.
Dominaba en aquellos tiempos en el Ayuntamiento
el partido liberal y, tal vez, también algún
sectario. Don Bosco había ido varias veces a la
casa consistorial para recomendar que se le
otorgara a una persona, notoriamente católica, una
plaza vacante, con la que hacer frente
honestamente a la vida, pero nunca logró obtener
audiencia.
(**Es10.107**))
<Anterior: 10. 106><Siguiente: 10. 108>