((**Es10.1061**) El
Rey concedió la gracia. El decreto de la concesión
llegó a Turín el 11 de noviembre de 1875, el mismo
día que partían para la República Argentina
nuestros primeros misioneros.
3. Desaparición de un testamento
Coincidiendo con el mencionado contratiempo,
apareció otro embrollo, que propinó al pobre don
Bosco bastantes molestias, en vez de la preciosa
ayuda que, por el contrario, hubiera debido
aportarle.
Había fallecido en Turín, a la edad de sesenta
y cinco años, el teólogo Félix Golzio. Teníale don
Bosco tanto aprecio que, después de la muerte de
don José Cafasso, le había escogido como director
espiritual. El Teólogo, por su parte, quería
también a don Bosco entrañablemente y se confesaba
con él. De palabra y por testamento, había
instituido heredera universal y fiduciaria a su
hermana Eurosia Golzio, esposa del coronel
Clodoveo Monti, diputado en el Parlamento. Quería
Golzio que los escasos intereses de sus ahorros se
dedicaran exclusivamente a librar del servicio
militar a los clérigos de don Bosco.
Tan pronto como supo esta señora la grave
situación del hermano, se trasladó de Roma a
Turín, pero llegó cuando acababa de expirar. Fue a
la mañana siguiente don José Begliati, ecónomo y
vicerector de la Residencia Sacerdotal, a
preguntarle qué honras fúnebres quería se
tributasen al difunto, ya que, abierta su caja de
seguridad y la cómoda de su cuarto, no habían
encontrado testamento, ni valores. La señora quedó
estupefacta ante tal declaración; sabía ella que
en el arca de su hermano había, además del
testamento hológrafo, unos valores, que consistían
en dos títulos de la Deuda Pública que rentaban
cincuenta liras cada uno, más un paquete de
títulos con una renta de quinientas liras, y otros
valores y dineros; había además ((**It10.1157**)) un
libro registro de gastos y cobros, y los
documentos para reclamar un crédito de quince mil
liras ante los primos hermanos, más los documentos
y escrituras necesarias para cobrar a los mismos
los intereses y el capital que representaba el
patrimonio eclesiástico del difunto y del hermano
anteriormente fallecido, el teólogo Agustín, y,
por último, la correspondencia familiar.
Sorprendido don José Begliati al oír aquella
exposición, la aseguró que se harían las oportunas
averiguaciones para encontrar lo que en derecho le
pertenecía; añadió que, por encontrarse don Bosco
en
(**Es10.1061**))
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