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Aprovechó todas las ocasiones para el despacho
de boletos. Hizo de la casa de las Nobles Oblatas
de Tor de'Specchi el centro; todas las personas
invitadas a repartirlos, tenían que devolver allí
los que no lograban despachar, como resulta de la
siguiente cartita dirigida a la señora Sigismondi:
((**It10.1133**))
Benemérita Señora Matilde:
Pongo a prueba su industriosa caridad. Busque
una persona benévola, ayúdela y mire si puede
despachar los boletos que le incluyo en favor de
nuestros pobres muchachos, que en buen número son
romanos.
Los que no pudiere despachar, envíelos con
entera libertad a la Madre Presidenta de Tor
de'Specchi.
Dios la bendiga, le conceda la paz del corazón
y la gracia de perseverar en el bien, mientras
tengo el honor de profesarme
De V. S. benemérita
Roma, 12 de marzo de 1873.
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Aquel mismo día escribía don Joaquín Berto a
don Miguel Rúa: <>. Pero dos días
después declaraba serenamente:
<>.
Don Bosco había decidido despachar diez mil
para conseguir las cien mil liras. Mas como se
había enterado de que habían devuelto muchos al
Oratorio, les pidió un centenar más; pero, en
lugar de ciento le enviaron doscientos,
cuatrocientos a continuación y después más, hasta
llegar a mil doscientos... De ahí la conveniencia
de seguir en Roma todavía unos días; tanto más que
le había sido aplazada una nueva audiencia con el
Padre Santo.
La obtuvo el día 18. Fue muy cordial, duró más
de una hora y obtuvo algunos favores espirituales
para los que caritativamente habían adquirido,
adquirirían o difundirían los boletos de una
limosna de diez liras para proveer de pan y ropa a
los pobres jovencitos del Oratorio.
Al final de la misma, tocó el Padre Santo la
campanilla, mandó entrar a don Joaquín Berto y,
poniendo en su mano un candelero
(**Es10.1039**))
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