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3. El Catequista.-Recuerde el Catequista que el
espíritu y la moralidad de nuestras casas dependen
del florecimiento del Clero infantil, de las
Compañías de la Inmaculada Concepción, del
Santísimo Sacramento y de San Luis. Procure que
todos, especialmente los Coadjutores, tengan
comodidad para confesarse y recibir la comunión.
Si hubiera alguno entre el personal del servicio
doméstico necesitado de instrucción, preocúpese de
que no le falte nada y pueda recibir la Eucaristía
y la Confirmación, ayudar a la Santa Misa y cosas
por el estilo. Hable, con alguna anticipación, a
los alumnos de las solemnidades a celebrar, y, con
breves pláticas o con algún ejemplo oportuno, las
prepare con el mayor decoro y pompa posibles.
4. Los Maestros.-Los Maestros sean los primeros
en entrar en el aula y los últimos en salir. Amen
por igual a todos sus alumnos; animen a todos y no
desprecien a ninguno. Tengan compasión de los más
atrasados, cuídenlos y pregúntenlos a menudo, y si
hace falta, hablen con quien corresponda para que
sean ayudados también fuera de la clase.
Todo profesor debe pensar que es un maestro
cristiano y, por tanto, cuando la materia
escolástica o la oportunidad de las fiestas ofrece
la ocasión, no deje de sugerir una máxima, un
consejo, un aviso a sus alumnos.
5. Los Asistentes.-Todos los que ejercen la
autoridad en las clases, en los dormitorios, en la
cocina, en la portería y en cualquier parte de la
casa, sean puntuales en sus deberes, cumplan las
reglas de la Sociedad, sobre todo las prácticas
religiosas, y trabajen con la mayor solicitud para
impedir las murmuraciones contra los superiores,
contra la marcha de la casa, y especialmente
insistan, recomienden, y no omitan nada para
impedir las malas conversaciones.
6. Se recomienda encarecidamente a todos que
comuniquen al Director todo lo que puede servir de
norma para promover el bien e impedir la ofensa
del Señor.
Dijo un día el Señor a uno de sus discípulos:
Hoc fac et vives; haz esto, es decir; guarda mis
preceptos y tendrás la vida eterna. Así os digo
yo, queridos hijos míos, esmeraos por practicar lo
que os ha expuesto este vuestro Padre, que tanto
os quiere, y tendréis la bendición del Señor,
gozaréis la paz del corazón, triunfará la
disciplina en nuestras casas y veremos a nuestros
alumnos crecer ((**It10.1104**)) de
virtud en virtud y marchar seguros por el camino
de su eterna salvación.
La gracia de Nuestro Señor Jesucristo sea
siempre conmigo y con vosotros, para que todos
podamos amarle y servirle constantemente en esta
vida e ir un día a alabarlo y bendecirlo
eternamente en el Cielo. Así sea.
Turín, 15 de noviembre de 1873.
Afmo. en Jesucristo
JUAN BOSCO, Pbro.
4.¦ SOBRE LA MANERA DE PROMOVER Y GUARDAR LA
MODESTIA ENTRE LOS JOVENCITOS, que la divina
Providencia tiene la bondad de confiarnos.
<<íQué grande es la virtud de la castidad!
Mientras brille entre nosotros, mientras los hijos
de san Francisco de Sales la estimen practicando
la vida retirada, la modestia, la templanza y todo
lo que hemos prometido a Dios con voto, siempre
tendrá entre nosotros un
(**Es10.1013**))
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