((**Es10.1001**)
Una turba de jóvenes puros y vírgenes que cantaban
un cántico que ningún otro sabía cantar.
Con esta virtud nosotros nos hacemos semejantes
a los ángeles y, como Jesucristo nos dice, lo
seremos un día; es más, dice san Juan Crisóstomo
que superamos a los ángeles, pues ellos, por no
tener cuerpo, no están sujetos a las tentaciones,
a las que estamos expuestos nosotros.
Hay tres medios para conservar esta virtud: la
guarda de los sentidos, la oración y los
sacramentos, y la guarda del corazón.
(1) Guarda de los ojos: foedus pepigi cum
oculis meis, ne quidem cogitarem... (hice pacto
con mis ojos, para no pensar siquiera...), dice
Job. >>Qué tienen que ver los ojos con el
pensamiento? Basta una ojeada para que se levanten
llamaradas de mil antojos (el puente de los
suspiros, los muchachos, cuando ven un juguete).
Guarda de la lengua; especialmente nosotros que
hemos de tratar con jóvenes; una palabra equívoca
puede ser suficiente para crear males inmensos en
su alma.
Guarda de los oídos; no escuchar conversaciones
malas, industriarse para que no las oigan los
demás.
Guarda del tacto: nunca las manos encima de los
otros.
Guarda del gusto: in vino luxuria, (en el vino
está la lujuria); vientre lleno...
(2) Oración. Dice el sabio que comprendió que
no podía ser casto sino con la ayuda de Dios; de
nada valen nuestros esfuerzos: Nisi Dominus
custodierit civitatem (si el Señor no guarda la
ciudad). Nuestro corazón es como una fortaleza;
los sentidos, otros tantos enemigos...
Sacramentos: la Comunión es vinum germinans
vírgines, (vino que hace brotar vírgenes). En la
confesión se reciben los avisos, que más
especialmente pueden hacer a nuestro caso. Digamos
al confesor todo lo que se refiere a esta materia;
mencionemos también las tentaciones con las
necesarias precauciones; todo es resbaladizo en
este terreno; en general, no hay parvedad de
materia en las faltas que se cometan contra la
pureza.
(3) Guarda del corazón, preservándolo de los
afectos desmedidos aun con buenos compañeros;
evítese la familiaridad excesiva porque es
demasiado peligrosa...
>>Pero, no se podrá ser un poco más anchos y no
tan reservados? No; es como quien se encuentra en
la pendiente de un despeñadero; al bajar ((**It10.1090**)) poco
a poco por la pendiente para arrancar una flor en
el borde del precipicio puede que vuelva otra vez
arriba, pero hay mucho peligro de que se resbale
un pie, o le dé vértigo. Encomendémonos a san
Luis.
8. Voto de Obediencia
Lo más grande en este mundo es hacer la
voluntad de Dios.
Mas, para hacerla, es preciso conocerla, no sea
que creamos seguir la voluntad de Dios, cuando no
hacemos más que seguir la nuestra. Para este fin
tengamos siempre presente la oración de David:
Doce me facere voluntatem tuam (enséñame a hacer
tu voluntad); convirtiéndola en nuestra
jaculatoria.
La obediencia es lo que sostiene las
religiones.
Pero esta obediencia debe ser entera; es decir,
no basta hacer las cosas a medias, o en parte.
Alegre, o lo que es lo mismo, no hemos de
manifestar nuestra contrariedad para obedecer
algunas cosas que no van a nuestro temperamento. A
veces, si el Superior sabe que se va a encontrar
con el ceño adusto del sujeto, acaba por no
mandarle lo
(**Es10.1001**))
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