((**Es1.85**)
La cosa había sucedido así. La criba estaba
apoyada por el aro contra la pared y algo
inclinada. Como entre los agujeros habían quedado
algunos granos de trigo, la gallina pasó por
debajo para comerlos. Cansada de estar bajo la
criba y sintiendo hambre, intentaba salir; al no
poder levantar aquel peso, chocaba contra el aro
de la criba. De esta manera empujaba su
propia((**It1.87**)) cárcel.
Y como era muy liviana, la paseaba de una a otra
parte del granero. El silencio de la noche, el
pavimento de madera y el miedo convirtieron el
ruido en algo espantoso.
Una clamorosa alegría sucedió al pánico y la
gallina cubrió gastos.
Margarita la agarró diciendo:- Ya no volverás a
darnos miedo - le retorció el pescuezo, la
desplumó y la echó a la cazuela.-íEl duende en la
cazuela!- gritaba toda la familia. Se improvisó
una cena estupenda; nadie quiso irse a dormir,
pasaron la noche contentos, liberados del
fantasma, y sopla que soplarás de cubas y
toneles...
Así fue siempre Juan. El joven persuadido de
estar en gracia de Dios siente gran
seguridad:<>1. Si te fías del Señor,<>2.
//1 Eclesiástico, XXXIV, 14.
2 Salmo XCI, 5-6.//(**Es1.85**))
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