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o en la cara él enfadado: -Déjame, decía, déjame
tranquilo; -y se retiraba enseguida de allí.
>>Tenía mucho cuidado en los recreos al hablar
y tratar con los compañeros. Hablaba siempre con
gran estima de los superiores, a quienes
manifestaba grandísimo respeto; nunca se le oyó
quejarse de lo que servían en la mesa, como a
veces sucede, ni de ninguna otra cosa; no podía
soportar que un alumno del santuario dejara
escapar palabras menos honestas, o contra la
caridad del prójimo, o de crítica de los
superiores ((**It1.509**)).
>>Se destacó además en él una singular humildad
y mansedumbre, cuando su conducta irreprochable le
atrajo en algún momento la malevolencia de
algunos, los cuales como a supuesto espía, le
acusaron ante los superiores; pero él lo soportó
todo con humildad, paciencia y mansedumbre, y supo
vencer el mal con el bien, de modo que bien pronto
cesó la tempestad sobre él, y el sentimiento de
envidia de los malévolos hubo de cambiarse en
veneración y afectuosa amistad.
>>Se nos asegura que, habiéndose escogido dos o
tres colegas del mismo curso y de las mismas
inclinaciones, procuraba entretenerse con ellos, y
se animaban mutuamente en el género de vida
abrazado; su conversación era de temas escolares,
y de cosas espirituales, referentes al fin sublime
de la vocación eclesiástica, sobre todo de la fuga
del mundo y el celo por las almas.
>>Me place referir aquí algunas frases que
repetía muchas veces, y que servirán para
manifestar mejor la hermosura de su corazón.
>>Una vez me preguntó en confianza qué medio me
parecía más seguro para adelantar en el amor a
María; le respondí como mejor supe, y le hice a mi
vez esta pregunta: ->>Cree usted que María puede
mucho en nuestro favor? -El mirándome con aire de
admiración, respondió: -íEstaría bueno que un
seminarista dudara de ello! -Y luego añadió: -Si
no fuera injuriar a Dios, diría que María es igual
a El, porque quod Deus imperio, tu prece, Virgo,
potes; - y lo repitió varias veces, queriendo
decir, según el sentir de los santos Padres, que
María ha llegado a ser omnipotente por gracia,
como su Hijo Jesús lo es por naturaleza.
>>En otra ocasión le pregunté si estaba
contento en el seminario.
-Contentísimo, me respondió; porque aquí puedo
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aprender verdaderamente a ser un buen sacerdote.
-Y >>desea mucho, insistí yo, ser sacerdote? -Lo
deseo muchísimo, me dijo; pero la dificultad está
en que antes de llegar a serlo, es necesario que
me haga santo... que me haga santo... santo. -No
se extrañe V.R. de este modo de
(**Es1.405**))
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