((**Es1.397**)
cuerpo y por los escalofríos daban diente con
diente. Una hora entera llevaban parados ante
aquella puerta, a la que seguían llamando de
cuando en cuando. Finalmente se abrió de nuevo la
ventana, y al aparecer una cabeza que se asomaba
con precaución, Giacomelli se apresuró a gritar:
-íSoy yo, Giacomelli; el primo del párroco!-
((**It1.497**)).
->>Pero es usted?, dijo la criada con voz de
quien está medio dormido.
-íSí, soy yo! >>No me conoce?
->>Y ese otro?
-íEs un amigo mío!
-Y >>cómo vienen a estas horas?
-Porque no hemos podido llegar antes... pero
baje a abrirnos, por favor; estamos sudados...
podemos caer enfermos.
-Bajo... pero >>por qué venir tan tarde?...,
seguía refunfuñando la criada mientras se
retiraba.
Permanecieron todavía algunos minutos en
aquella desagradable situación; y al fin se oyó el
rumor de las zapatillas del párroco, que sólo
entonces se había despertado, y asomándose con el
gorro blanco de dormir y después de exclamar:
-íAh! >>eres tú? -dijo a la criada todavía
perpleja: -Ve a abrir-.
Subieron los dos seminaristas. El párroco
encendió la luz, los hizo sentar y empezó una
conversación, que duró un rato. Giacomelli
respondió a varias preguntas; pero, empapado de
sudor como estaba, preguntó al primo si no podía
encender un poco el fuego para secarse. -Con mucho
gusto..., respondió el párroco-, y dio orden a la
criada para llevar dos haces de leña. Obedeció la
criada; encendió una buena fogata y los dos
viajeros se acercaron a la chimenea. Esperaban
ellos que los invitaran a cenar, pero el párroco
seguía hablando y bostezando, y la criada sentada
en un rincón de la sala cabezeando hasta que se
quedó tranquilamente dormida. Entonces Juan,
sonriendo, dirigió una mirada al amigo: no habían
tomado alimento desde mediodía. El otro entendió
y, cortando la conversación, dijo al párroco:
-Primo, >>tendríais un poco de pan para apagar el
hambre?-
->>Cómo? >>No habéis cenado todavía a estas
horas? ((**It1.498**))
-Comprende que, por el camino, no hemos
encontrado más que piedra.
-Podías haberlo dicho antes; ...a mí no se me
había ocurrido...
Perdonad. íEh Magdalena!; prepare algo para cenar.
Se despertó la criada y perezosamente se acercó
al hornillo.
(**Es1.397**))
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