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CAPITULO LIV
JUAN VA A AVIGLIANA Y PREDICA LA FIESTA DEL SANTO
ROSARIO -VISITA EL MONASTERIO DE SAN MIGUEL
-ROMANTICA EXCURSION A COAZZE -FIESTA EN BARDELLA
Y LA MUJER ENTERRADA VIVA -AGRADECIMIENTO DE JUAN
A LA FAMILIA MOGLIA
DURANTE estas vacaciones el novel subdiácono Juan
Bosco se comprometió a predicar la fiesta del
Santo Rosario en Avigliana, patria de su amigo
Giacomelli. A tal efecto fue él mismo a
Castelnuovo a primeros de octubre a buscarle con
la intención, además, de proporcionarle una larga
excursión digna de recuerdo. Antes de salir de
Castelnuovo fue Juan a saludar a don Cinzano; éste
le despidió con una frase, que solía repetir al
oírle predicar y ver su disposición para el
sagrado ministerio y su incansable actividad: In
omnem terram exivit sonus eorum et in fines orbis
terrae verba eorum. 1 (Por toda la tierra se
adivinan los rasgos, y sus giros hasta el fin del
mundo.)
Como Juan sufría muchísimo con el movimiento
del coche, hizo todo el viaje a pie. Se dirigieron
primeramente a Chivasso y allí pernoctaron. Al
llegar a Turín compraron unas castañas y pan para
tomar fuerzas y, después de ((**It1.495**)) cumplir
algunos encargos, llegaron en la misma jornada a
Avigliana.
Durante toda la mañana de la fiesta del
Rosario, Juan, sin preocuparse de lo que había de
decir en el púlpito, se entretuvo con unos y con
otros de los sacerdotes invitados. Giacomelli
andaba preocupado por el amigo y, de vez en
cuando, se acercaba a él y le decía en voz baja:
->>Y el sermón? -Hay tiempo, respondía Juan; el
cual, aún después de la comida siguió conversando,
especialmente con el párroco don Pautasso, que,
encantado de su erudición, le dijo: -íMe parece
que usted tiene que hacer todavía mirabilia!
-Cuando Juan subió al púlpito, Giacomelli se
retiró temblando a la sacristía,
1 Salmo, XIX, 5.
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