((**Es1.389**)
-HIMNO-
Era la hora en que el
sueño restaura
Los trabajos y afanes del
día,
Que el mortal ha olvidado
y ansía
Más alegre jornada
alcanzar.
Yo también en el lecho
dormía;
Un sonido jamás percibido.
Me despierta, y ante mí
estaba erguido
Quien mi vista jamás
contempló ((**It1.487**)).
Blanco lino su cuerpo
vestía;
En su izquierda guirnalda
preciosa,
De las flores esencia
olorosa
Me causaba un inmenso
estupor.
Empuñando una espada de
fuego
En la diestra, se acerca
fulgente:
Parecía Dios Omnipotente,
Pero no; era el que así se
expresó:
-Soy uno de los siete
Querubes
Que al gran Dios rinden
gloria y corona,
Del cual nada a los
hombres se dona
Sin que todo se anuncie
por mí,
Y soy yo quien del
triste la angustia
Al Supremo Hacedor
manifiesto,
Y el dolor aliviando
funesto
Llevo paz donde guerra
imperó.
Soy yo quien a la prole
de Adán
Sumergida en sombras de
muerte,
Salvación anuncié; feliz
suerte
Que por siglos en vano
buscó.
Esta espada es el arma
potente
Que quebranta a Satán y su
intriga,
Que el mortal verse libre
consiga
Y el sendero seguro
seguir.
La guirnalda que ves,
es el precio
Que al que vence el Eterno
prepara
Si hasta el fin en la lid
continuara
Con mi ayuda y santo
valor.
Entre aquellos que
fieles valientes
Mi bandera al amparo,
lucharon,
Y que invictos doquier se
mostraron
Está Antonio, tu gran
bienhechor.
(**Es1.389**))
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