((**Es1.361**)
Y, diciendo esto, algunos repetían los
pensamientos y hasta las mismas palabras que
tenían todavía grabadas en la memoria. Su tío
decía que veía en su sobrino la mano de Dios. Yo,
que conocía la gran timidez de Comollo, le
pregunté cómo había podido predicar con tanta
desenvoltura, y él me respondió: -Cuando estuve
frente al pueblo, sentí que me faltaban las
fuerzas y la voz y las piernas se negaban a
sostenerme. Pero apenas me alargó María su mano,
me sentí alentado y fuerte, de modo que empecé el
sermón y lo continué hasta el fin sin la menor
dificultad: todo lo hizo María, yo no; íbendita
sea!-((**It1.449**)).
>>Yo guardo este sermón, que el mismo Comollo
compuso, aunque se sirviera de acreditados
autores; y en él están expresados los vivos
afectos que ardían en su noble corazón hacia la
Madre de Dios>>.
Juan fue a Cinzano para congratularse con el
amigo por el sermón; pero lo que no pudo prever
era que aquel mismo día le tocaría a él hablar al
pueblo que el día anterior había oído a Comollo y
desde el mismo púlpito que él. Juan sigue su
narración en estos términos: <((**It1.450**)) subí al
púlpito e hice un sermón que siempre dijeron fue
el mejor de cuantos pronuncié antes y después>>.
José Turco, que invitado por el clérigo Bosco, le
acompañaba muchas veces a los diversos pueblos
donde iba a predicar, estaba en Cinzano en esta
(**Es1.361**))
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